Si el embrague “patina” es hora de cambiarlo: cómo saber cuándo empieza a fallar. (Foto: Wikimedia)
Si el embrague “patina” es hora de cambiarlo: cómo saber cuándo empieza a fallar. (Foto: Wikimedia)
Redacción EC

El es una de las piezas del del más caros de sustituir. También es de las que más trabaja. Está en contante esfuerzo y desgaste. Es importante saber conservarlo, pero también identificar cuándo es el momento de cambiarlo.

El desgaste de esta pieza evita que la potencia del motor se traslade a las ruedas. La energía se pierde en el rozamiento de los discos del embrague. Sucede tanto en los de tipo normal o bimasa. Y el coste de su cambio varía según la marca, calidad o potencia que debe soportar.

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El sitio especializado El Motor explica que, un embrague está deteriorado cuando empieza a patinar, el motor se revoluciona de forma indebida, su acelerado es anormal y en el instante que aparecen dificultadores para subir por pendientes.

Un método rápido para identificar el desgaste del embrague es acelerar hasta colocar una marcha larga, mínimo de quinta, y soltar el acelerador de golpe. Si el motor continúa en marcha, sin que cale de inmediato, querrá decir que los discos de la pieza patinan y que su vida útil finaliza pronto.

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Cabe precisar que esta prueba se debe realizar en una zona llana y sin obstáculos. También se debe tener la certeza de la ausencia de otras personas o vehículos.

Se debe considerar que un embrague bien cuidado logra un funcionamiento adecuado hasta en los 250.000 kilómetros de uso. Su mal uso acorta este periodo hasta en la mitad. Por eso es importante cuidar la pieza.

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Se recomienda evitar acelerar cuando se esté pisando aún el pedal del embrague. Lo contrario provocará que los discos patinen y se desgasten de forma innecesaria. Mientras que mantener el pie sobre el pedal deja abierta la posibilidad de ejercer presión suficiente para que rocen los discos.

Mientras que, cuando se enfrente a una pendiente, se debe tener una correcta transición entre los pedales para evitar un sobre esfuerzo del embrague para evitar que el auto retroceda y emprenda camino.

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También se deben evitar las aceleraciones repentinas y agresivas desde parado. El desfase entre potencia del motor y movimiento suele ser resuelto por el mecanismo del embrague, que ocasiona un esfuerzo y desgaste extra.

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