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Los vestuarios de Emma Stone resplandecen con el tono fílmico y la música de "Cruella" para retratar la esencia maléfica del personaje. (Foto: Disney)
Los vestuarios de Emma Stone resplandecen con el tono fílmico y la música de "Cruella" para retratar la esencia maléfica del personaje. (Foto: Disney)
Leslie A. Galván

tiene magia para armar una simetría de imágenes que llevan de lo complejo a lo sencillo y que, de otra manera, no encantarían al público más joven. Lo vemos en “”, el spin-off de “101 Dálmatas” (1996) que se estrenará este 28 de mayo, donde figuras femeninas llevan vestidos de varios metros sobre un camión de basura y los cineastas hacen planos secuencias que parecen efectos de posproducción y no lo son.

MIRA: La diseñadora de “Cruella” nos cuenta cómo se crearon los vestuarios de la esperada película

La escritora Doddy Smith no lo podía creer cuando Walt Disney la llamó, en la década del 60, para proponerle trabajar una animación de su libro y es curioso pensar en cuál sería su reacción, un siglo después, al ver su historia adaptada a una película de empoderamiento femenino, llena de rock, moda punk al estilo fashionista de Freddy Mercury y con su personaje maquiavélico interpretado por una actriz como .

LA GENIALIDAD DEL VESTUARIO

Si por algo será recordada la película de “Cruella” será por la genialidad de la mano de obra. No solamente por los fabulosos vestuarios de la diseñadora británica Jenny Beavan, sino también por el trabajo de sus actrices protagonistas (Emma Stone y Emma Thompson) al vestirlos. La más joven de ellas tuvo que lidiar con la ropa. No fue fácil repetir tantísimas veces la misma acción puesta un vestido con una pesada cola de .

Pareció un comentario aligerado cuando Beavan dijo, , que sus inspiraciones fueron la diseñadora Vivienne Westwood y la cantante alemana Nina Hagen. Es decir, todos los vestuaristas tienen referencias de trabajo y era claro que elegirían un poco de ese estilo para reflejar la rebeldía, pero fueron más allá y se apropiaron de la referencia. El personaje de Cruella es la viva imagen del hijo hipotético de estas dos influyentes personalidades anárquicas, tales como Hagen y Westwood.

La ganadora del Óscar 1985 y 2016 a Mejor Vestuario, Jenny Beavan, trabajó de la mano con el director australiano Craig Gillespie, quien tiene en su repertorio cinematográfico otra película de personaje femenino rebelde, “Yo Tonya”. (Foto: Captura/Disney)
La ganadora del Óscar 1985 y 2016 a Mejor Vestuario, Jenny Beavan, trabajó de la mano con el director australiano Craig Gillespie, quien tiene en su repertorio cinematográfico otra película de personaje femenino rebelde, “Yo Tonya”. (Foto: Captura/Disney)

El vestuario de estilo punk, de colores negros y del color rojo en los puntos de quiebre, hacen match con la música británica de los años 70, escenario temporal en “Cruella”, que fue el grito de la moda con “Sympathy for the Devil” (The Rolling Stones), o de otras décadas musicales que se acomodan de lujo a la trama, como “Time of the Season” (The Zombies) y “Should I Stay or Should I Go” (The Clash).

La ropa y la música conjugan en una pasarela de la maldad que, de hecho, está de moda para los mortales que viven en un mundo de grises políticos, rebeldías y corrupción. El vandalismo y la malicia de la representación mejor transformada a nivel de vestuario y maquillaje de Cruella arroja la moralidad y la sencillez a la basura, si lo comparamos con el dibujo infantil al que solo veíamos intoxicado de pieles de animales, vanidad y narcisismo.

Además de la Nina Hagen y Viviene Westwood, la diseñadora Jenny Beavan también tuvo como referencia a el vestuario de la antigua firma británica Bodymap y el diseñador Alexander McQueen. (Foto: Disney)
Además de la Nina Hagen y Viviene Westwood, la diseñadora Jenny Beavan también tuvo como referencia a el vestuario de la antigua firma británica Bodymap y el diseñador Alexander McQueen. (Foto: Disney)

EL BALANCE DE LA MALDAD

“Cruella”, la película donde la palabra “genio” sintoniza con excéntrico y psicópata, es la historia de origen de la segunda o tercera villana más emblemática del universo de Disney, después de la bruja de Blanca Nieves. Alguien conocida por su afición a los perros dálmatas, la moda extravagante y rara amistad con dos ladrones callejeros, Horacio (Paul Hauser) y Gaspar (Joel Fry), que esta vez fue humanizada como una huérfana.

Aunque el dolor parece un poco inoperante en los minutos iniciales de la cinta, como estamos hablando de un relato de Disney, a lo largo de la historia el guion lo supera dando pie a la ingenua tristeza de Estella (después Cruella), la niña de cabello blanco y negro que perdió a su madre y ama el diseño de modas. Pero este hecho dramático no eleva la tragedia, sino el humor, a la vez que pone en relieve la supervivencia del personaje.

A ello se suma la corporalidad de Emma Stone, en tono con su forma de gesticular característica que la hacen una actriz inconfundible en cada papel. No tan camaleónica ciertamente, porque sus interpretaciones tienen una cadencia comparable. Hablamos de esa mirada de chica rebelde que en el fondo es dulce, muy parecida a su rol protagónico en “Easy A” (2010), y esa sonrisa “yo no fui” risible para quienes la observan en la comedia.

La primera aparición de Cruella de Vil de Disney fue en 1961 con “101 Dalmatas”, donde la heredera amante de la moda y las pieles quiere hacer un abrigo con 99 cachorros de dálmatas. (Foto: Disney)
La primera aparición de Cruella de Vil de Disney fue en 1961 con “101 Dalmatas”, donde la heredera amante de la moda y las pieles quiere hacer un abrigo con 99 cachorros de dálmatas. (Foto: Disney)

“Ser normal tiene que ser el insulto más cruel, y eso que nunca me lo han dicho”, le dice a Cruella el modisto con makeup dark y un rayo negro en el ojo probablemente inspirado en David Bowie. Este tipo de personajes secundarios, parte de la contracultura y al borde de la ley, acompañan a Stone en escena. Empujan la vileza de Cruella: la gente no puede decirle que no, su talento impactante la llevan al triunfo y su motivación de venganza hacen que luzca más inteligente de lo que parece.

Así, Emma Stone funciona bien para encarnar a alguien como Cruella De Vil, a quien el director Craig Gillespie ha humanizado para contar su génesis: la supervivencia de una niña caótica educada para ser buena. Como la mayoría de las películas de Disney, los creadores no validan el comportamiento macabro, sino que lo justifican, agregando recursos sensibles al caracter, de modo que la mala no triunfa a menos que reflexione.

¿Por qué hay que ser mala o malo para llegar al éxito? Cruella pudo tener una vida dura, lo cual no la hace un ser ejemplar, solo parte del común balance humano entre la bondad y la maldad. Es ahí donde la crueldad en algún momento de la película es tan magnifica que saca una carcajada es sus momentos de mayor oscuridad. Por eso, su fetiche con los dálmatas, que no se explora mas que como un elemento recogido del dibujo animado, así como su amistad con una periodista afroamericana basada en Anita Darling, y la familia por opción que le enseñó el oficio vándalo de la calle dan ganas de ver la segunda parte de “Cruella” cuanto antes.

FICHA

Sinopsis: Estella es una niña que adora vestir de negro y siempre estar en problemas. En una encrucijada de la vida, descubre su verdadero origen, mientras intenta convertirse en diseñadora de modas y cambiar su personalidad como nunca antes.

Duración: 2 h 14 m.

Género: Crimen, comedia.

Elenco: Emma Thompson, Emily Beecham, Kirby Howell-Baptiste.

Clasificación: +13

Año: 2021

Series similares: 101 dálmatas, La noche de las narices frías, Maléfica

Calificación del autor: ★★★★

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