Hace una semana que se inund todo. La casa de mis padres est en la calle Bolognesi, es de un solo piso y tiene el techo de caa. Todo se ha inundado. Todo est daado. Estamos subsistiendo con atn, galletas y agua. No tenemos ayuda del Estado ni del municipio. No nos ha llegado nada. Este es el crudo testimonio de Carlos Agurto Cavalier, un vecino de Huarmey, ciudad de ncash que en los ltimos das ha sido asolada por la cada de lluvias y huaicos.
All, hasta el momento, hay aproximadamente 40 mil personas damnificadas por los desastres. Las casas quedaron inundadas y las calles tambin estn cubiertas de agua. El caos es tal que los peatones deben cruzar las calles con cuerdas o trasladarse en chalanas. Ello ha acarreado una escasez que ha puesto en serio riesgo la salud de los moradores.
Estamos viviendo de la caridad de la gente que nos alcanza una botella de agua, un atn. Con mi hijo, que ha dejado de trabajar, estamos tratando de limpiar el agua. La tubera del desage, y todo afuera, es nauseabundo, cuenta Agurto. Segn detall, las familias en Huarmey viven, prcticamente en el fango, expuestos a los zancudos, y sin luz. Los roedores han empezado a salir. Nadie manda maquinarias para limpiar las calles. Solos nos proveen de agua dos horas al da, puntualiz.
Lo ms terrible, incluso, dentro de todo el caos, es que las familias se han visto en la obligacin de dormir en los techos de sus viviendas colmadas de agua. Es decir, a la intemperie pues han perdido hasta las carpas que lograron rescatar de la inundacin. En las noches entran a robar a las casas. Si la gente sale de sus casas en busca de alimentos, los ladrones aprovechan para robar todo, cuenta Carlos Agurto.
Los telfonos los cargamos en algunas casas que tienen grupos electrgenos para poder hablar con la familia. Las farmacias no funcionan, el mercado funciona a un 20% y con largas colas, lamenta.