LOURDES FERNÁNDEZ CALVO

Elisa tiene miedo. Se siente dentro de un laberinto y no sabe cómo salir de él. A sus 16 años, el ron se ha convertido en su único refugio. Todos los fines de semana se reúne con sus amigos –todos mayores que ella– y salen a divertirse hasta perder el conocimiento. La semana pasada despertó desnuda en un hotel sin recordar cómo llegó ahí. Ahora, lo único que la invade, además de la resaca, es el pánico. “No sé cómo parar”, dice mientras rompe en llanto.

El último sondeo de opinión del Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (Cedro) revela que cuatro de cada cinco menores de entre 12 y 18 años consideran fácil conseguir alcohol y cigarrillos en el país.

La encuesta precisa que el 83,2% y el 79,6% de los adolescentes cree que es fácil obtener licor y tabaco, respectivamente, en locales comerciales del país. El estudio expone, además, que el 32,4% de los menores tiene amigos que consumen drogas.

Para el investigador de Cedro Alfonso Zavaleta Martínez Vargas, este fenómeno se ha incrementado en los últimos años debido a que la mayoría de establecimientos no cumple la Ley 28681, que regula la comercialización y consumo de las bebidas alcohólicas.

“En la práctica la restricción casi no existe y el acceso para el alcohol es muy fácil para los menores, sobre todo en sus barrios. Solo en los supermercados grandes se cumple la norma; sin embargo, en las bodegas no hay control”, señala Zavaleta.

El experto explica que uno de los factores de riesgo que favorecen el consumo de alcohol y drogas en los niños y adolescentes es su entorno. Uno de ellos, refiere, es la propia familia.

“El 10,2% de los menores asegura que tiene un familiar que consume drogas. Algunos adultos creen que ni el alcohol ni el tabaco son peligrosos y hasta inducen a sus hijos a probarlos”, alerta el especialista de Cedro, entidad que el próximo martes cumple 27 años de labores de prevención.

La Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud (Minsa) atendió, entre enero y abril de este año, a 156 menores de 17 años en sus establecimientos de salud por haber consumido alcohol en exceso. De ellos, 5 son menores de 11 años.

La mayoría de los niños y adolescentes se presentó con intoxicación aguda y síndrome de dependencia al alcohol. Peor aun, 5 de los menores resultaron con enfermedades en el hígado. El año pasado 6 adolescentes terminaron con cirrosis hepática, una enfermedad, hasta el momento, incurable.

Según el jefe de la Dirección de Salud Mental, Carlos Bromley Coloma, en el país ocurre un fenómeno conocido en Estados Unidos como ‘binge drinking’; es decir, el consumo excesivo de licor por parte de los adolescentes. “Son los llamados atracones. Los jóvenes mezclan ron, pisco, vodka y hasta whisky. Desaparecen un fin de semana y toman hasta perder el conocimiento”, explica.

Bromley recuerda que este consumo en demasía causa problemas graves en el cerebro, alteraciones neuroquímicas y trastornos mentales.

El director de la Fundación Ayuda al Niño y Adolescente en Riesgo (ANAR), Germán Guajardo, comenta que, entre enero y mayo de este año, unas 60 personas fueron atendidas por su entidad al haber presentado graves problemas de adicción al alcohol y las drogas. De esa cifra, el 18,33% eran menores de entre 12 y 17 años.

Como Elisa, los adolescentes llaman al teléfono de ANAR y piden auxilio para salir de sus calvarios. “Los padres nos buscan cuando sus hijos ya están en un cuadro de adicción peligroso”, agrega Guajardo. Asegura que la mayoría de menores atendidos consume alcohol a diario.

El gerente de Desarrollo Económico de la Municipalidad de Barranco, Jorge Sáenz, informa que de los 130 locales nocturnos que funcionan en el distrito, el 5% fue multado con S/.7.400 por vender alcohol a menores de edad.