La antropóloga María Matarazzo viuda de Benavides entre lo que más le gusta: las plantas. (Foto: Franz Krajnik / El Comercio)
La antropóloga María Matarazzo viuda de Benavides entre lo que más le gusta: las plantas. (Foto: Franz Krajnik / El Comercio)

Su caminar engaa. Parece el de una seora de, a lo mucho, 75 aos. Firme, sin temblores ni lentitud. Pero Mara Anglica Matarazzo viuda de Benavides tiene 93 y los surcos que atraviesan la piel de sus blancas manos pasan inadvertidos cuando acaricia las hojas de las plantas que tiene en la terraza de su departamento de Surco, a la que ha convertido en un silencioso concierto de macetas, hojas, tallos y flores.

Como suele hacer cada tarde, Mara fija la mirada en un verde ms lejano: el del extenso campo de Los Inkas Golf Club. De pronto, desdibuja su amable sonrisa y frunce el ceo cuando su recorrido con la vista se topa con dos horribles edificios que la privan de seguir observando naturaleza.

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(El Comercio)

Sin embargo, su indignacin va ms all de una queja. La antroploga e historiadora, amante de las plantas, no entiende cmo Lima no tiene un jardn botnico acorde con sus dimensiones de metrpoli.

Mientras palpa los ptalos carmes de una flor grande y llamativa aclara que se trata de una Canna ndica, popularmente llamada achira, oriunda de Sudamrica, el viento tibio agita sus afanes. Mueve sus mpetus que no saben de edad.

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Antrploga e historiadora Mara Anglica Matarazzo viuda de Benavides. (Foto: Franz Krajnik / El Comercio)

Quito tiene su jardn botnico. Buenos Aires tambin. Medelln, Bogot. Por qu Lima no? Dirn que tenemos tres: el de la Universidad de San Marcos, que est en la Facultad de Medicina San Fernando; el de la Universidad Agraria y el del Parque de las Leyendas. Y que hay otros dos ms pequeos an, de plantas medicinales, del Ministerio de Salud. Pero ninguno de ellos rene las caractersticas de un jardn botnico de ciudad grande, seala Mara. Su locuacidad y memoria impresionan.

Aprend a amar a las plantas gracias a mi madre. Le encantaban. Tambin gracias a mi abuela materna recuerda, una pintora italiana cuya obra se caracterizaba por mostrar figuras de flores, la que reun en un libro que titul Disegni di fiori [Diseos de flores].

Nueve hijos, 30 nietos y 32 bisnietos encarnan su legado. Pero Mara, brasilea de nacimiento, quiere heredar a Lima, la ciudad que la acoge desde 1943, un jardn botnico que haga honor a la megadiversidad de plantas del Per.

Con ese objetivo, emprendi sola hace poco ms de un ao una campaa de concientizacin en Facebook. En esa red social, su pgina Un Jardn Botnico para Lima muestra artculos de expertos en jardines botnicos y noticias ecolgicas de Lima, as como comentarios de Botanic Gardens Conservation International y Royal Botanic Gardens-Kew, de Inglaterra, entre otras importantes instituciones ligadas al tema.

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Aunque la pgina solo tiene 379 seguidores, que tambin brindan aportes a su idea, Mara es optimista. Prefiere creer en conceptos antes que en nmeros. El jardn de San Fernando y el de la Agraria no son abiertos al pblico. El del Parque de las Leyendas, s, pero ah la prioridad son los animales. Un jardn botnico debe cobrar entrada, tener invernadero, catlogo, visita guiada, plantas ubicadas por clima o regin, cursos, exposiciones, conferencias, videos, herbario y, mnimo, cuatro hectreas de extensin, explica Mara.

PERSIGUE METAS Mujer de empuje, no se amilana ante los retos, menos si estos son cuesta arriba. Como cuando a los 54 aos comenz a estudiar Antropologa e Historia en la Universidad de California, en San Diego, Estados Unidos.

Al evocar sus aos universitarios mira al vaco, como preguntndose dnde haba quedado aquella nia que no fue al colegio en San Paulo, Brasil, y que solo recibi instruccin elemental en casa de parte de una profesora particular. Ni la San Marcos ni la Catlica me queran recibir ac porque no tena certificados de secundaria. En Estados Unidos me dijeron: estudie noms, recuerda.

Hoy su esposo, scar Benavides Benavides hijo del ex presidente scar R. Benavides, a quien conociera en Buenos Aires en 1942 y que falleciera en el 2004, no est para apoyarla. Pero Mara, como siempre, no se amilana.En los ltimos meses he hablado con representantes de la Municipalidad de Lima, Concytec [Consejo Nacional de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Tecnolgica], universidades y con la ministra de Cultura, Diana lvarez Caldern. Todos dice mostraron inters. Espero que tras la celebracin de la COP 20, alguno de ellos asuma el reto y cree el proyecto. Mara no pierde la fe.