NELLY LUNA AMANCIO

Puerto Maldonado. Todos los días, alrededor de 40 camiones-cisterna cargados de combustible salen de las plantas de abastecimiento de Petro-Perú en Mollendo y Cusco con rumbo a Madre de Dios. Recorren las curvas cerradas de la Carretera Interoceánica, atraviesan la Cordillera de los Andes y descienden hacia la selva. Todos los días, ingresan más de 180 mil galones de petróleo, pero solo el 15% de ese total se destina al parque automotor de la región, el resto va a la minería informal (porque no hay minería formal en Madre de Dios, eso ya se sabe). La distorsión de la demanda es tal que el consumo promedio de un vehículo en esta región es 100 veces mayor que en Lima.

El Decreto Legislativo 1103, promulgado el año pasado, estableció medidas de control y fiscalización en la distribución y comercialización de insumos químicos utilizados en la minería ilegal, entre ellos el combustible. Sin embargo, lejos de bajar el consumo, la falta de fiscalización ha hecho que la venta de petróleo y gasolina se dispare en la región. En los últimos cuatro años la venta de diésel pasó de 682 mil barriles en el 2009 a 1’155.000 el año pasado. Y se estima que en el 2013 el volumen que se venderá superará la cifra de 1’310.000 barriles.

El combustible representa para los mineros el 15% de sus gastos. Un cargador frontal o un motor destinado a la actividad minera demanda entre 70 y 80 galones de petróleo al día. “Si en verdad quisieran controlar la minería ilegal, podrían reducir la venta de este insumo en la región. Todas las autoridades saben que el petróleo que ingresa abastece sobre todo a la minería”, dice el economista César Zúñiga, quien ha analizado las cifras de la comercialización de combustible en la región.

MÁS DEMANDA, MÁS GRIFOS Abrir un grifo en Madre de Dios no es complicado. La municipalidad provincial emite un documento de compatibilidad de uso, luego el interesado presenta una declaración de impacto ambiental a la Dirección Regional de Minería (DREM), después Osinergmin da una opinión técnica sobre la seguridad, y finalmente el usuario obtiene su licencia de funcionamiento.

En los últimos dos años el incremento en la demanda del combustible estimuló la apertura de más grifos y el registro de más consumidores directos (muchos de ellos mineros que compran directamente el combustible para su maquinaria). Así, entre el 2012 y lo que va del 2013, Osinergmin registró 48 estaciones de servicio, grifos y consumidores directos, mientras que en el 2010 solo eran 12 y en el 2011 unos 18.

Osinergmin explica así este incremento: “El Decreto Supremo 005-2012 establece un plazo a los grifos rurales con almacenamiento en tanques para que se adecúen a los nuevos requerimientos del reglamento, ya que esta norma considera grifos rurales solo a aquellos que almacenan en cilindros (máximo de 6 cilindros de 55 galones cada uno)”.

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