JUAN AURELIO ARÉVALO
Hace cinco años, Belén inició un proyecto de reciclaje de papel para ayudar a los niños de Aldeas Infantiles. Puso un tacho en el parque frente a su casa, llamó a sus vecinos y empezaron a colaborar. Hoy llegan papeles de toda Lima y ya alcanzó las 88 toneladas.
Si lo quiere ver de otra manera piense en esto: la cantidad de papel que ha recolectado Belén en estos cinco años equivale al peso de 12 elefantes africanos.
Tus padres deben estar muy orgullosos de ti, pero no creo que les haga mucha gracia tener tantos kilos de papel en el garaje… [Risas] Sí. Y los sábados se despiertan escuchando al camión que viene a llevarse el papel. Eso, más la balanza, las alergias por tanto papel…
¿Cómo empezó todo esto? Tenía 11 años. Estaba en el quinto grado de primaria en el colegio Roosevelt y me dijeron que hiciera un proyecto que ayude al mundo. Con los dos chicos de mi grupo empezamos a investigar y escogimos hacer algo relacionado con el reciclaje. Averiguamos sobre tres organizaciones y una de ellas fue Aldeas Infantiles SOS. Les mandamos un correo y Flavia de la Barra me contestó a la hora. Fuimos y nos contaron que Kimberly [Clark] recoge el papel, lo vende y con cada tonelada un niño puede comer tres veces al día por un mes. Yo me quedé impactada al saber que juntando papel uno le podía dar de comer a un niño. Pusimos un recipiente chiquito frente a mi casa [en Miraflores] y comenzamos.
¿Quién te ayudó primero? Los vecinos de mi parque. Le mandamos correos a todo el mundo, mensajes de texto, tocamos todas las puertas. Éramos unos chiquitos que corrían por el parque convenciendo a la gente que recicle y funcionó.
¿A cuánto llegaste el primer mes? ¡Tres mil quinientos kilos!
¡Tanto! ¿Qué les decías? Nos tomamos fotos con los niños de Aldeas para que supieran a quiénes ayudaban y pegamos esas fotos en el recipiente. También íbamos informando cuántos kilos teníamos.
¿Es cierto que hoy te busca gente hasta de Mala para traerte papel? Sí. Nos llaman de La Molina, de Surco, de todos sitios, para que vayamos a recoger papel. Y vamos. Toda mi casa está metida en esto.
¿Qué dicen tus padres? Mi mamá es la que más me ha ayudado. Especialmente con los problemas con la municipalidad.
¿Qué problemas tienen? Una persona se ha quejado porque dice que los dos recipientes malogran la estética del parque. Le fastidia verlos cuando sale a caminar con su perro. Me sorprende que una señora no entienda que con esos papeles estamos ayudando a niños que realmente lo necesitan.
De los tres que empezaron, tú eres la única que siguió. ¿Por qué? Por el hecho de querer ayudar, por motivar a las personas. Desde que empecé quise conocer a los niños, y cuando vi sus caras por primera vez supe que tenía que ayudarlos como sea. Cada vez que voy a la aldea de Zárate aprendo algo nuevo, de ellos y de mí. Yo los he visto crecer y yo he crecido con ellos. Ya llevo casi cinco años en este proyecto. Recuerdo que un día les llevamos unos queques y los chiquitos se los guardaban debajo del polo porque de repente no iban a comer en la noche. Eso te marca.
¿Ser joven no fue una dificultad? He tenido suerte. A veces hay desconfianza y por eso pego mis fotos con los niños y voy informando cuánto papel vamos recolectando. Además, saben dónde vivo y la gente se me acerca y me pregunta: “¿Cómo vamos?”. ¡Como un trabajo de equipo! Eso es bien lindo. Recuerdo que regresando de mi primera fiesta vino una señora mayor y me dijo: “Belén, ¡cómo has crecido!”. Yo no la conocía, pero ella sí a mí por las fotos que íbamos colgando todos estos años. Me había visto desde que era chiquita con mis trencitas hasta ahora.
¿Hasta cuándo vas a seguir? Siempre me preguntan cuándo voy a parar. Lo único que me haría parar es una ley que me obligue a hacerlo.
Has escrito un libro para niños… Sí. La idea es que los niños se den cuenta del significado del reciclaje a través de la historia de dos mejores amigos: Alejandro el conejo y Belén el elefante. Mateo Alayza hizo las ilustraciones, él me ayudó muchísimo. Toda la ganancia, el 100%, irá para Aldeas. Mi meta es que los niños no solo se den cuenta del valor de un pedazo de papel, sino que entiendan que proyectos como el mío se pueden lograr si tienen la determinación de hacerlo. Yo tenía 11 años cuando empecé. En el colegio me decían que no iba a recolectar ni 10 kilos y yo seguí. Yo creo que uno debe encontrar todas las formas posibles de ayudar a alguien y hacerlo. Si te dicen que no y sabes que es por algo bueno, hazlo igual. Tenemos que darnos cuenta de lo afortunados que somos.
BELÉN DE LOS HEROS MONTORI Estudiante Acabo de cumplir 15 años y estudio en el colegio Roosevelt. Me encanta cocinar, pero lo que más me gusta es escribir. En el futuro me veo estudiando algo relacionado con leyes. Mis amigos me dicen que me ven como una defensora del medio ambiente. Mi peor defecto también es mi mayor virtud: soy muy necia. Cuando tengo la determinación de hacer algo, tiene que salir y a mi manera. Si quieren colaborar con el proyecto de reciclaje de papel, los invito a que visiten el parque Melitón Porras de Miraflores. Ahí encontrarán dos recipientes. También pueden escribir al correo: reciclaconamor@gmail.com.