LUIS SILVA NOLE

Coqueta. Salerosa. Apasionada. En resumen, feliz. Juana Rosa Anchante Tipacti es su nombre y 71 años, su edad; pero su sobrenombre bien puede ser ‘La Señora Inagotable’. Ella es una de las más entusiastas personas de la tercera edad que frecuentan la Casa del Adulto Mayor de Lima Metropolitana, perteneciente a la comuna capitalina.

Cada vez que la ven derrochar garbo y ritmo en sus presentaciones de marinera, partiendo el aire con su elegante faldón, sus 5 hijos y 6 nietos comprueban que Juana Rosa se llena de vida y energía con las clases de baile que recibe cuatro veces por semana en la mencionada casa, ubicada en el 341 del jirón Conde de Superunda, en el Cercado de Lima, en pleno Centro Histórico de nuestra capital.

“Participar en los talleres de marinera norteña y limeña que ofrece la casa del adulto mayor me da muchas ganas de seguir viviendo con alegría. Sufro de artritis reumatoidea degenerativa y mi médico me ha dicho que realizar estas actividades es perfecto para mí. La motricidad y el ejercicio son muy beneficiosos para los adultos mayores”, dice Juana Rosa, cuya sonrisa no es opacada por la lozanía de la flor que suele adherir a su cabello para danzar.

Ella es una de las 70 personas de la tercera edad que diariamente, de lunes a viernes, de 9 de la mañana a 6 de la tarde, se benefician de las diversas actividades que ofrece la casa, que funciona desde febrero pasado y que a la vez es el Centro de Atención Integral al Adulto Mayor (CIAM) de la Municipalidad de Lima Metropolitana.

“El funcionamiento de la casa se enmarca en la Ley 28803, de las Personas Adultas Mayores, la cual señala que es deber de los municipios crear los CIAM. Nuestro centro brinda a las personas de la tercera edad, entre otras actividades, clases de computación, tai chi, geronto-gimnasia, marinera limeña, marinera norteña, talleres de memoria y paseos. El centro tiene unas 800 personas inscritas. De ellas, unas 70 participan diariamente en los diversos talleres que ofrecemos. El único requisito es tener 60 a más años”, explica a El Comercio Víctor Manrique Aparicio, jefe de la División de Personas Adultas Mayores de la Gerencia de Desarrollo Social del municipio limeño.

Uno de los talleres con más concurrencia es el de baile moderno. Su profesora, Fiorella Tellería Hernández, destaca el entusiasmo de su alumnado. “Dirijo las clases de baile moderno, aeróbicos y geronto-gimnasia. La alegría con la que vienen las personas adultas mayores es realmente contagiante. Con las clases mejoran su salud y su socialización”, destaca la maestra.

El psicólogo Miguel Gutiérrez Jara informa que el objetivo de los talleres de memoria que dicta es lograr que los adultos mayores no olviden, por ejemplo, direcciones, teléfonos y el número del DNI, datos básicos para una identificación en caso de extravío.

“En la edad avanzada, la pérdida de memoria es común. Contrarrestamos eso con juegos de mesa”, refiere Gutiérrez.

“Nunca antes usé una computadora. Es complicado, pero quiero aprender”, dice Cirila Baldeón Domínguez (81), alumna del taller de cómputo.

Un plus de esta casa municipal es su área de Defensoría del Adulto Mayor, en la que brinda asesoría legal ante de cualquier tipo de maltrato.