MILAGROS VERA COLENS

Odiar las matemáticas es un clásico escolar. Este rechazo, que parece innato, se origina en los primeros años de escuela cuando existe gran interés de parte del menor, pero escasas vías para enseñarle e inculcarle el gusto por esta ciencia.

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“Hay un desconocimiento muy grande en cuanto a la naturaleza del niño”, explica la educadora Marta Chaves Bellido, de la Pontificia Universidad Católica del Perú. “Al no haber conocimiento del pensamiento infantil, de sus formas de percibir el mundo y sus características, se queman etapas. Se les fuerza a tener aprendizajes para los que el razonamiento infantil no está listo. Entonces, no solo no se realizan las actividades propias de la edad, sino que se les impone tareas que no corresponden a la edad”, añade la especialista.

Una prueba de que algo anda mal es la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE (PISA, por sus siglas en inglés), en la que cada tres años los peruanos salimos jalados. Incluso, aunque entre el 28% y 36% de estudiantes llevan clases de matemática después de la escuela, los pésimos resultados persisten.

En este punto, cabe preguntarnos si realmente son útiles las clases extracurriculares en esta materia. Según Chaves, el sistema educativo ha puesto mucho énfasis en el numeral. “Creen que porque el niño sabe contar y escribir numerales está listo para operar y son cosas completamente distintas [] Si los cimientos no están bien levantados, no se puede construir, y si esto se repite en las clases extracurriculares, solo continuaremos por la vía incorrecta”, precisa.

Cambiar esta realidad es un reto que debemos enfrentar como país. Para empezar, se puede poner énfasis en la educación lúdica como base para los primeros años.

1. Razonar y no operar. El niño no debe centrarse solamente en escribir. A los 4 y 5 años el pequeño debe descubrir y construir la naturaleza del número. No escribirlos, ni sumarlos sino relacionar objetos y conjuntos, decir cuál es mayor o qué tiene que hacer para que sean iguales. Se debe buscar que el niño razone y no opere, porque lo que se hace es usar la memoria (el niño dice que dos más dos son cuatro mecánicamente, pero no porque llegó a esa conclusión).

Hace unos meses, Peter Bryant, investigador senior del Departamento de Educación de la Universidad de Oxford, señaló a El Comercio que uno de los modelos más exitosos en matemáticas en el mundo es el de Singapur. Los niños de ese país resuelven los problemas a través de dibujos y diagramas. “Ellos representan visualmente los problemas antes de llegar a una solución”, dijo el experto. En pocas palabras, pasan de lo concreto a lo pictórico y terminan en lo abstracto. Les enseñan pocas cosas, pero de modo profundo, se toman más tiempo y así logran comprender el pensamiento lógico y obtienen un aprendizaje duradero.

2. Nada de libros. Esta es una etapa donde el niño aprende jugando. Por ser una etapa de juego, use todo tipo de material menos libros, papel y lápiz. Según el catedrático Peter Bryant, el miedo de los niños hacia los números empieza porque en el colegio no les enseñan principios lógicos. Bryant dice: “La relación inversa entre sumar y restar, la composición aditiva de los números: cada número está hecho de otros números. Por ejemplo, el 8 está hecho de 6 y 2 o de 4 y 4”.

3. Utilice dibujos y láminas. La pintura estimula y ayuda al niño. Los conjuntos móviles son herramientas muy útiles para iniciarse en matemáticas. Elabore conjuntos con láminas y dibujos que ellos puedan hacer. Pero no se quede solo en el simple dibujo. Las discusiones también ayudan. Por ejemplo: el sistema educativo japonés es altamente exitoso porque luego de que los niños van a las pizarras a resolver los problemas, los profesores los animan a discutir acerca de las soluciones que van escribiendo. Ya sean correctas o no. Haga que sus niños comenten sobre lo que van dibujando.

4. Los bolos son otra herramienta útil para el aprendizaje. Que el niño identifique cuántos bolos se derribaron lo ayudará a entender las matemáticas de una forma no mecánica.

5. Juegue a la tienda. El clásico intercambio monetario es clave. Con esto los niños aprenderán a establecer relaciones entre la moneda y los objetos.

NUESTRA REALIDAD ASÍ ESTAMOS Mientras en Suiza, Noruega, Austria, Estados Unidos y Dinamarca se invierten más de 100 mil dólares por alumno en un lapso de 9 años, en el Perú este gasto acumulado no alcanza los 25 mil dólares.

EL RESULTADO “Hay preguntas que internacionalmente se han validado para medir lo que debería saber un niño al final del segundo grado. Una es: hay una caja con 25 bolitas, rojas y azules. Si 13 bolitas son rojas, ¿cuántas son azules? Solo el 13% de los chicos en el Perú la puede responder correctamente. En Corea y Finlandia es el 99%”, reveló a El Comercio hace unos meses el economista Gustavo Yamada.