Juan Pablo León Almenara Redacción Piura

Solo un puñado de artistas se ha atrevido a pintar un cuadro al fondo del mar . Uno de ellos, por ejemplo, es el francés André Laban, que navegó durante dos décadas en el barco del explorador Jacques Cousteau. El riesgo de hacerlo es fácil de entrever: el cuadro debe estar concluido en el tiempo que dura el oxígeno del tanque, entre media hora y 40 minutos.

¿Cómo lo haces? Me sumerjo con mi equipo de buceo para buscar las condiciones y el paisaje: una buena perspectiva o un ambiente rodeado de naturaleza marina. Después me bajan el lienzo y comienzo. Los primeros dos cuadros los pinté en Pucusana. Comencé a tres metros, y para el segundo cuadro bajé hasta los 13 metros. Aquí en Piura me sumergiré en siete playas, donde quizá llegue a los 20 metros de profundidad.

Hay que tener agallas Siento nervios, pero cuando ya tengo mi lienzo y mis pinturas me olvido de que estoy bajo el mar. Tanto así que alguien debe que estar mirando el manómetro para no quedarme sin oxígeno.

¿Cómo se adhiere la pintura sin que se esparza por el agua? Trabajé mucho para que mi óleo pueda adherirse. Mi primera prueba fue en un acuario y salió perfecto. Hay pinturas y técnicas especiales. Nadie imaginaba que en agua salada se puede hacer una obra pictórica. Tengo mis secretos, como todo pintor.

¿El clorocaucho? Es lo que mejor impermeabiliza un lienzo No, tengo otro secreto. Una técnica auténticamente mía. Nunca quise ser copia de nadie.

¿No se contamina el mar? El aceite no se mezcla con el agua. El óleo va del tarro al lienzo y se queda ahí. Ni una partícula de pintura se va al agua.

Los Órganos fue tu primera aventura en Piura Sí. Después voy a Sechura para pintar los criaderos de conchas; a El Ñuro para plasmar las tortugas marinas y el muelle por debajo; a Punta Sal para hacer lo mismo con los corales e Isla Foca por su diversidad de especies. Todos los cuadros se expondrán en Piura y en Lima, y estarán en un libro que editará Planeta.

Eres hijo de don Ángel Mimbela, uno de los buzos pescadores más notables del país

Así es. Mi padre se hizo célebre por haber pescado un mero de 320 kilos. Pero él no me permitía dedicarme al buceo, por el riesgo que implica. Sin embargo, de niño me escapaba para investigar el mar. ¡Cuando tenía 20 años él pensaba que yo no sabía nadar!

Eres osado. No te dejaban bucear, pero buscabas cómo hacerlo. Ahora, 20 años después, cumples el sueño que nadie nunca tomó en serio

No hay imposibles. Yo digo: “Si no me lo enseñan, no se preocupen, yo aprendo cómo hacerlo”. Pero más allá de eso, lo que busco es concientizar a la gente de que somos nosotros los responsables de que vivan o mueran las especies marinas. Las tenemos en las manos y debemos cuidarlas. El mar no solo alimenta a los hijos de pescadores, sino a millones de peruanos.