El lunes confesó el crimen y luego participó en una reconstrucción de los hechos: Sin problema aparente, Marco Gabriel Arenas Castillo demostró la frialdad con la cual actuó cuando estranguló a su madre, la empresaria panadera María Rosa Castillo Gonzales, la mañana del martes 5 de noviembre.

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Como se puede ver en la grabación de la diligencia policial, el hijo de la víctima representó cómo entró al cuarto de su madre, quien estaba sentada en su cama, y se acercó a ella tras haber decidido acabar con su vida.

Fue entonces cuando, mirándola de frente, envolvió su cuello con su brazo. “Es como que la abrazo… Le doy un beso y así…”, contaba el asesino a la vez que mostraba cómo, de un momento a otro, empezó a presionar el cuello de su madre, enterrando su hombro en su cuello durante varios segundos hasta que se desvaneció y ambos cayeron a un lado de la cama.

Los peritos de criminalística recorrieron, además, los ambientes de la casa ubicada en Punta Pejerrey, en La Molina, para intentar establecer la ruta que siguió el homicida y su pareja, Fernanda Lora Paz, al momento de retirar el cuerpo.