Un grupo de pobladores retuvo durante dos horas al sacerdote Jesús Apolaya dentro de la capilla del cementerio de Umuto, en el distrito urbano de El Tambo, en Huancayo.

Los pobladores, que habían contratado al sacerdote para celebrar la misa de honras de un familiar, impidieron su salida argumentando que estaban descontentos porque el oficio religioso había transcurrido muy rápido.

A las 2 p.m., el sacerdote, aún con su vestimenta para oficiar misa, fue sacado del cementerio por policías vestidos de civil que portaban armas y conducido a la comisaría junto a los exaltados fieles.

Algunos feligreses solicitaron la ayuda del escuadrón de emergencia de la policía cuando vieron que el grupo que retenía al sacerdote cerró la puerta del templo con candado.

Todo empezó al mediodía, cuando el cura celebraba una misa para una madre difunta. Como tenía otros compromisos en otros lugares, acabó la ceremonia religiosa en pocos minutos. Los familiares de la difunta reclamaron que completara la misa, y ante la negativa del párroco, lo retuvieron.

La policía detuvo a María Alfaro, vocal de la comunidad de Umuto, pues fue sindicada por el sacerdote como responsable de los hechos.