ÓSCAR CASTILLA C. Unidad de Investigación
En el 2010 se creó un equipo integrado por la Dirandro y la Dircote con el objetivo de interceptar e investigar las conversaciones celulares que mantenía el huantino Orlando Borda Casafranca ‘Alipio’ con sus lugartenientes en el grupo subversivo, colaboradores logísticos, acopiadores de droga, familiares y autoridades locales y municipales en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
Los efectivos de la Dircote –a través de sus colaboradores eficaces– localizaron el número telefónico de ‘Alipio’. Luego los agentes antidrogas de la División de Investigaciones Especiales (Divinesp) ingresaron el número al programa de interceptación de las comunicaciones Constelación y empezaron el rastreo de las llamadas.
Sin embargo, en los últimos años, ‘Alipio’ cambió su celular algunas veces. Pese a ello, inteligencia volvió a obtener su nuevo número para reanudar las escuchas. Las fuentes revelaron a El Comercio que ‘Alipio’ era una persona que guardaba extremo celo en sus diálogos, a diferencia del resto de mandos que tenía conversaciones telefónicas con mujeres de la organización por temas íntimos.
Los suboficiales encargados de las escuchas revelaron que ‘Alipio’ era conocido en broma como el ‘Puma Carranza’, en alusión al futbolista de Universitario, debido a la poca facilidad de palabra que tenía cuando hablaba por celular. Las fuentes dijeron que Borda fue apodado así porque repetía la misma palabra en sus diálogos: “matar, matar, matar”.
Estas conversaciones afianzaron la sanguinaria imagen que el mismo ‘Alipio’ había creado durante los últimos 14 años, como brazo militar de Víctor Quispe Palomino ‘José’, máximo cabecilla de la organización renegada de Sendero Luminoso. Estos audios también permitieron confirmar que era un hombre de perfil bajo.
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