Nadie sabía dónde estaba Emilio Renzo Egocheaga D’Angelo. Sus padres aseguraron que, en las 48 horas que permaneció como no habido, buscaron en su universidad, hospitales, comisarías e incluso morgues. Sin embargo, no sospecharon que lo encontrarían ahorcado en el cuarto de servicio de su papá.
El descartar la opción del suicidio habría sido producto de la negación, ya que tanto Emilio como Pochi, sus padres, estaban al tanto de que había caído en una profunda depresión desde hace semanas.
“Hubo cambios en su actitud. Los chicos (sus amigos) notaron cambios en él. Parecía en una depresión profunda. Sí se ha notado… El 15 de noviembre estuvo en el área de psicología de la universidad”, contaba su madre para “Primera noticia” hoy en la mañana.
“Nunca pensé que podría pasar esto”, añadió, sin pensar que su desaparición se debía a que estaba muerto en la casa de la que supuestamente había salido la mañana del martes 26 para dar un examen en la Universidad de Lima. Emilio nunca llegó a la facultad de Comunicación.
SE ALEJÓ DE LOS AMIGOS Pochi D’Angelo comentó que este fin de año, la que sería su promoción de ingeniería industrial de la universidad se estaría egresando y lo estaría haciendo con él, si no hubiera decidido cambiar de carrera y optar por las letras.
Cambió de carrera, de facultad, y eso le afectó. Ha sido parte de todo. Le afectó varias cosas. Ha estado deprimido pero nunca imaginé que iba a pasar esto, comentaba su madre.
Su depresión, según estos testimonios, era evidente, pero el suicidio no fue una opción para ellos. No hasta que su cuerpo fue hallado en la casa de la calle Tintoreto 143, en San Borja.