LUIS GARCÍA BENDEZÚ

Cuando Hilda Shapiama llegó, el camino ya estaba ahí. Ella recuerda que hace 20 años su calle, en el sector de Musa, en La Molina, era una trocha sin nombre. Una pendiente inaccesible para los carros y agobiante para los pies. La tierra, que se levantaba en polvo durante el verano, asfixiaba a sus hijos asmáticos.

Las cosas cambiaron para Hilda el año pasado, cuando la Municipalidad de La Molina asfaltó su calle y la bautizó como Los Enebros. Aunque se trata de un pavimento provisional, hecho con asfalto reciclado, ahora los camiones-cisterna y los patrulleros del serenazgo sí llegan hasta su casa. Para Hilda, la cuesta, de pronto, ya no luce tan empinada.

Pavimentar calles con asfalto reciclado es la estrategia de la Municipalidad de La Molina para apoyar a los vecinos más pobres de su distrito. El material necesario lo obtienen de las obras de remodelación de calles en sectores más consolidados.

En el caso de la calle Los Enebros, donde vive Hilda Shapiama, el asfalto se obtuvo del mantenimiento de la Av. del Corregidor, en febrero del año pasado. De esa obra, el municipio sacó 600 m3 de asfalto que, de no haber sido reciclados, hubieran terminado en un vertedero de escombros en Huachipa.

La pavimentación de las calles permite a los ciudadanos acceder a servicios públicos como seguridad, limpieza, áreas verdes y transporte. En La Molina hay en total 11 asentamientos humanos con varias calles sin pavimentar. Desde el 2012, el municipio ha asfaltado 20.000 m2 de pistas en Musa, Cerro Alto, Arbolitos y Huertos.

“La ley nos impide asfaltar zonas que no tienen servicios básicos. Por eso utilizamos asfalto reciclado, que es muy económico, temporal, fácil de instalar y que puede ser removido cuando Sedapal decida instalar sus redes”, señala Daniel Figueroa, gerente de Obras Públicas de la comuna.

Según el funcionario, el uso de pavimento reciclado permite ahorrar hasta 75% de dinero respecto al costo del asfalto tradicional. “Pavimentar 2.000 m2 en Los Enebros y en las calles adyacentes nos costó S/.80 mil. Si hubiéramos usado asfalto convencional, hubiéramos gastado más de S/.250 mil”, dice.

La municipalidad distrital también ha utilizado el asfalto reciclado para pavimentar sus vías rápidas y aliviar los atolladeros. En febrero de este año la comuna construyó un nuevo carril de 1,5 km en la Av. La Molina. El municipio asegura que, gracias a la vía, los accidentes de tránsito han disminuido.

Asimismo, el asfalto reciclado se ha usado para construir 500 estacionamientos en la urbanización Las Laderas. Se estima que este pavimento durará como mínimo ocho años.

Según la ONG Ciudadanos al Día (CAD), la Municipalidad de La Molina es la única comuna en Lima que recicla el asfalto para construir nuevas calles. El Comercio realizó un sondeo entre las municipalidades de Lima y corroboró que esta práctica todavía no se ha difundido.

El alcalde de la Municipalidad del Rímac, Enrique Peramás, señaló a este Diario que está interesado en aplicar el reciclaje del asfalto.

La Gerencia de Obras y Servicios Públicos del Concejo de Miraflores dijo que este método no sería aplicable en su distrito debido a la carga vehicular que allí se registra a diario.

¿CÓMO SE RECICLA EL PAVIMENTO? 1. El pavimento deteriorado es retirado de las calles con maquinaria pesada. Este asfalto luego es cortado con una fresadora hasta que sus partículas no superen una pulgada de grosor.

2. El asfalto pulverizado es llevado hasta la zona donde será utilizado. Se le aplica una base mineral y agua. Luego se extiende en el terreno previamente nivelado.

3. El pavimento es compactado con maquinaria y se le coloca un sello asfáltico o ‘slurry’ hecho de cemento. El material le da al asfalto reciclado la apariencia de ser nuevo.

4. Se aplica arena fina y se deja secar la capa de asfalto reciclado, que puede tener hasta 4 pulgadas de grosor. Luego se pinta.