LOURDES FERNÁNDEZ CALVO
Ana María Loayza de Laurente vive en El Agustino desde que tenía 6 años. Hoy, a sus 56, dice haber cumplido dos grandes retos: convertir un basural en un pequeño bosque y conocer al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon. “Nunca pensé que un líder mundial viniera hasta acá para sembrar un árbol”, cuenta emocionada, señalando la pequeña planta colocada ayer por el distinguido personaje.
Ana María es, hace cuatro años, al igual que sus 29 compañeras, una promotora ambiental. Además de vender menú todos los días, los martes y viernes los dedica a sembrar el árbol peruano tara, en un área de 17 mil m2 que antes era un basural.
Este terreno fue cedido por el municipio para que las mujeres de la Central Distrital de Bancos Comunales de El Agustino hicieran magia. Las vecinas, todas comerciantes y mayores de 50 años, sembraron 2.500 árboles en la ladera del río Rímac.
PULMÓN VERDE El espacio hoy funciona como un pulmón verde entre los cerros de El Agustino, el distrito más contaminado de Lima.
“Cuando empezamos a cavar la tierra encontramos desde ropa y desperdicios hasta restos de animales. Éramos 100 y terminamos siendo 30. Muchas se infectaron por los contaminantes y otras, simplemente, no aguantaron el trabajo”, dice Emma Fernández, de 63 años y a quien le sobran las fuerzas para seguir plantando árboles y vender mazamorra todos los días en la puerta de su casa.
¿Por qué sembrar tara? Al inicio, cuenta Ruth Coronado, el grupo pensó en crear huertos caseros, pero resultaba muy costoso. Luego, se optó por las hierbas aromáticas pero el suelo las rechazó. “Como estamos cerca del río se pensó en usar plantas resistentes al agua, que sean manejables y que tuvieran afinidad con nosotras. Ahí acogimos la tara como nuestra planta ideal”, dice Coronado.
Los hombres no están prohibidos de participar, pero según Ana María, Emma, Ruth y todas las creadoras de este pequeño bosque, no son necesarios. “No es que seamos sexistas, solo que nadie conoce y puede hacer mejor este trabajo que las mujeres. Ban Ki-moon nos ha dicho poderosas”, enfatiza Ruth mientras les sonríe a sus compañeras.
Y no exageran.
BAN KI-MOON QUEDÓ IMPRESIONADO El secretario de la ONU, quien está de visita en la capital, se quedó impresionado del logro de las vecinas y dijo estar feliz de conocerlas. “El poder de la mujer peruana es impresionante. Han convertido esta tierra en un bosque para combatir el cambio climático”, destacó el alto representante de la ONU antes de asegurar que compartirá este ejemplo peruano con otros países del mundo.
Mientras que Ana María le explicaba con entusiasmo cómo ellas mismas producían el compost con materia orgánica recolectada también por ellas, Ban Ki-moon las volvió a halagar: “Cuando era joven también hacía compost como ustedes, para evitar usar los fertilizantes que dañaban la tierra”.
“¿Ven que sí somos poderosas?”, insistieron las mujeres, ahora en grupo, mientras se despedían orgullosas del jefe de la ONU.