MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ @martiacosta

Los reductores de velocidad son una alternativa para regular el tránsito. Colocados de manera adecuada, son importantes para disminuir la cantidad de accidentes y dar paso a los peatones. No obstante, en Lima algunos distritos no respetan los criterios para su implementación.

Chorrillos, Surco, Miraflores y San Isidro son ejemplo de ello. Abundancia de gibas, concentración de estas en calles específicas, falta de uniformidad en los tamaños e incluso doble señalización: una situación que genera congestión y el maltrato de los vehículos por los golpes.

PROBLEMAS DE TAMAÑO La implementación de una giba está regulada la Municipalidad de Lima, pero sus recomendaciones no son respetadas.

Ver infografía.

El Comercio detectó gibas de diferentes tamaños en varios distritos, algunas de las cuales son verdaderas murallas que llegan a 10 cm de altura o más, cuando la norma determina una medida entre 3 y 5 cm.

Maribel Vidal, subgerenta de Ingeniería de Tránsito de la Municipalidad de Lima, reconoció que el concejo no cuenta con el personal necesario para atender todas las denuncias por los rompemuelles con los que se incumplen los criterios técnicos.

“Nuestro cuerpo de inspectores no se da abasto para ver las quejas. Tratamos de priorizar los lugares donde tenemos más denuncias, pero existe un gran porcentaje de informalidad”, aseguró. Según la comuna metropolitana, en Lima hay 3.793 gibas autorizadas. De estas, en Surco hay 640, en Miraflores existen 141, San Isidro tiene 99 y Chorrillos, 33.

En el 2008, El Comercio hizo un recorrido por Miraflores y detectó 231 gibas en sus calles. Actualmente, esa comuna asegura que tiene solo 137. Sin embargo, en una nueva visita, realizada hace una semana, se pudo observar más de 150. Muchos de esos rompemuelles fueron colocados sin ningún criterio técnico y superaban los tamaños fijados en la norma.

Fuentes del Concejo de Miraflores informaron que todas sus gibas tienen autorización y respetan los criterios establecidos por Lima. Sin embargo, existen reductores de velocidad que incluso llegan a los 8 centímetros de altura, como el que se ubica en el óvalo Bolognesi, frente al restaurante Brujas de Cachiche.

Solo en la cuadra 5 de la calle Fernando Castrat, en Surco, hay tres gibas, aunque no exista un colegio cerca y menos un sustento técnico. Lo mismo ocurre en la cuadra 3 de la calle Batallón Libres de Trujillo.

Según el registro del Concejo de Lima, Chorrillos tiene solo 33 gibas autorizadas, una de las cuales se ha convertido en un verdadero sufrimiento para los choferes. El rompemuelles ubicado a la altura de la cuadra 10 de Prolongación Huaylas tiene una altura superior a los 12 cm.

En San Isidro también hay reductores de velocidad con una altura excesiva y un ancho menor al que dicta la norma. “Debido a ello, el golpe del carro es mayor al caer”, señaló Alfonso Flores, gerente general de la fundación Transitemos.

“Una giba que no cumple con las dimensiones técnicas hace que la suspensión y la dirección del vehículo se averíen con mayor frecuencia”, señaló Ellioth Tarazona, de la Asociación de Representantes Automotrices del Perú.

Intentamos comunicarnos con los municipios de San Isidro y Chorrillos, pero al cierre de esta nota no respondieron.