IVÁN ÁLVAREZ ARREDONDO
Los niños y adolescentes del centro poblado Villa Los Reyes, en Ventanilla, no han desfilado gallardamente este año sobre ninguna de las calles que forman parte de la escarpada geografía del asentamiento humano San José. El año pasado, tampoco. Pero a falta de carros alegóricos o actuaciones escolares con bríos marciales y papel picado, a los chicos de esta zona del Callao les sobra peruanidad.
Por la conmemoración del 192° aniversario de la independencia nacional, los menores se han apoderado del muro de la losa deportiva de San José. Sobre él, iniciarán una jornada de dibujo y pintura que año a año impulsa aquí la ONG World Vision.
Guiados por los artistas Alonso Rivera y Andrés Juscamaita, integrantes de la Brigada Muralista, estos 36 niños y adolescentes han logrado definir, sin mucha discusión, lo que se va a retratar por Fiestas Patrias: símbolos patrios, flora y fauna nacionales, regiones naturales e íconos de nuestras culturas de la antigüedad.
El entusiasmo y curiosidad conduce a cada menor. Alan tiene 10 años y ha elegido pintar la bandera. “La quiero, por eso estoy acá”, asegura.
Como él, los demás menores empuñan esponjas, las untan en platos descartables llenos de pintura y se apuran a colorear. Los mueve la alegría, el optimismo por esa tierra que valoran y han ido enraizando a su afecto en las 15 ludotecas que World Vision ha implementado en Ventanilla para impulsar el desarrollo de niños y adolescentes en esta zona chalaca.
Esta ONG se estableció en el distrito hace 14 años, y el trabajo que realiza tiene sus mejores frutos en jóvenes como Nicolás, quien prefiere no hacer alarde dando su apellido. “Comencé como ellos cuando era niño. Pintaba, leía, cantaba y estudiaba en las ludotecas. Todo eso me ayudó, ahora soy líder y guío a los más pequeños”, declara el joven de 17 años a El Comercio.
Y los niños reconocen y valoran su liderazgo. “Estoy contento en la ludoteca. Yo también quiero ser como Nicolás”, dice Stalin, de 8 años y quien recién este año ha comenzado a asistir a la ludoteca instalada en los cerros de San José.
Luego de dos horas y media de pintado, el mural está casi listo. Pero no solo los menores se han esmerado. Algunos padres de familia también se han involucrado. “Apoyo a mis hijos para que no tropiecen con la delincuencia o las drogas”, confiesa una madre.
Como pincelada final, los entusiastas niños sellan sus palmas en el muro. La jornada acabó en San José, pero no el amor por el Perú.