No debe faltar mucho para que algn solidario, en el afn de dar una ayudita al alcalde de Lima en la guerra que sostiene con el Ministerio de Economa y Finanzas (MEF) por los corredores viales, seale que esta se debe a la insensibilidad de los tecncratas del jirn Junn. Nunca han pisado una combi en su vida, dir.
Y para cargar la cuota de dramatismo, podra aadir que ese grupete de insensibles no debe haber experimentado lo que es subirse a un Orin, en una madrugada fra y lluviosa, sin saber si ese puede ser el ltimo viaje que har en su vida.
Aunque resulta difcil imaginar al viceministro Defilippi encaramado en una coaster rumbo a la avenida La Marina o al ministro Segura reclamando con modales de caballero ingls que le cobren solo una china por su viaje, es absurdo pensar que el MEF pretenda institucionalizar el caos en las pistas, como lo han sealado desde la Municipalidad de Lima.
En un inusual rapto de elocuencia, el alcalde Castaeda ha calificado la accin del ministerio como un sabotaje ms a su gestin, ya que a la fecha no ha aprobado otras obras como la instalacin de semforos inteligentes y la ampliacin del Metropolitano. Como nuestro burgomaestre afirma defender un inters superior, es decir, al ciudadano comn, ha dicho que nada le har bajar la guardia en su empeo y que el ministro Segura debe renunciar.
En realidad, ms que este inesperado derrame verborrgico, lo que realmente sorprende es cmo tras atacar una y otra vez la reforma del transporte emprendida por la administracin Villarn, ahora resulta que Castaeda se ha convertido en su ms ferviente defensor.
Hasta la propia Villarn y el regidor Augusto Rey se han mostrado a su favor, pese a que ambos se han cuidado en aclarar que solo estn defendiendo los intereses de la ciudad.
Qu ha pasado? Todo parece indicar que la Municipalidad de Lima, desde la poca de la alcaldesa, no cumpli con solicitar el visto bueno del MEF para los contratos de concesin. Incluso esta administracin, bajo ese argumento, declar improcedentes tres licitaciones a principios de ao. Claro, en esa poca todo lo que tuviera visos de chalina verde era mirado con asco y resultaba razn suficiente para rechazarlo.
Al parecer, ante la posibilidad de tener que pagar millonarias indemnizaciones a los concesionarios si se frustraba la reforma del transporte, el castaedismo se convirti en su fan enamorado. Por eso hoy la defiende a muerte.
Al margen de las razones que haya detrs de esta nueva versin de la gran transformacin, Lima urge de los corredores viales y sera una torpeza mayscula si el proceso se frustrara de esta manera. De ah que, en lugar de lanzarse dardos envenenados por los medios de comunicacin, Castaeda y Segura deben tomarse una tacita de valeriana y buscar una solucin consensuada, que beneficie a Lima. El objetivo debe ser uno solo: no permitir que los oriones sigan gobernando la ciudad.