GONZALO GALARZA CERF

Un mes después, casi todos los que estuvieron presentes en la primera mesa redonda se volvieron a ver las caras. Si en el encuentro inicial convocado por El Comercio propusieron crear un acuerdo nacional del ambiente, en este segundo la discusión se centró en cómo sacarlo adelante. Y hacerlo realidad pasa por volver el tema ambiental –muchas veces abstracto y lejano– en algo cercano, palpable, cotidiano. Por eso, todos coincidieron en plantear mesas con tres grandes ejes de interés nacional y particular: alimentación, salud y gestión de riesgos y desastres naturales.

“He podido llegar mucho más a los temas ambientales y sociales a través de la comida, ligándolos”, dice Patricia Majluf, directora del Centro para la Sostenibilidad Ambiental de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH). “Lo ambiental a la gente le fastidia, le pica. Son complejos. Y la cosa ecológica cuesta plata”, añade.

En alimentación, proponen debatir puntos como la seguridad alimentaria, los transgénicos y el comercio justo; en salud, discutir cómo se combate la desnutrición crónica y la contaminación; y en gestión de riesgos y desastres naturales, exigir viviendas saludables y seguras para la población, así como energías limpias que no alteren el ambiente.

La mesa redonda, lo que menos quiso, fue predicar desde las alturas. O desde la posición en la que se encontraba el resto de los presentes: Martha Meier M.Q., editora central de Fin de Semana y Suplementos; Fabiola Morales, ex congresista; Franz Portugal, secretario de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos, Afroperuanos, Ambiente y Ecología del Congreso; Hugo Cabieses, ex viceministro del Ambiente; Vanessa Vereau, ex viceministra de ese sector; y Lucía Valdez, de la Universidad Federico Villarreal.

Patricia Majluf propone aterrizar la discusión y empezar desde el inicio: ¿qué entendemos por desarrollo sostenible?

“Un desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”, señaló la ONU en 1987 durante la Comisión Mundial del Medio Ambiente (era la primera vez que empleaba tal definición). Suena coherente y sencillo. Y un acuerdo nacional del ambiente tiene que sonar igual.

“Aquí tendríamos que participar todos. Discutirlo con los sectores. Es verdad que a veces los empresarios no quieren participar. Pero es necesario que los sectores empresariales tomen conciencia de lo que es su responsabilidad y del deseo que todos tenemos de un desarrollo sostenible que no es de derecha ni de izquierda”, sostiene Fabiola Morales.

Izquierda y derecha, añade Martha Meier M.Q., están de acuerdo en lo mismo: “Hay que buscar caminos saludables a todos porque en 10 años esto será un polvorín inhabitable”. En estos temas, subraya Cabieses, están casi todos de acuerdo en una cosa: “Tiene que ser una política de Estado, con carácter nacional. La COP [Conferencia de las Partes] se desarrollará en el Perú en diciembre del 2014 y es una gran oportunidad para sensibilizar a la sociedad”. En agosto se planea formar las mesas e invitar a distintos actores: cocineros, médicos, universitarios, etc. “Todos tienen que reconocer su impacto y responsabilidad frente al medio ambiente como parte de un acuerdo nacional”, afirma Morales.

ASUMIR GESTIONES Hay un tema que preocupa en la mesa: que los recursos naturales y vivos sean manejados por distintas oficinas, desperdigadas entre varios ministerios. Vanessa Vereau asegura que ha llegado el momento en que el Ministerio del Ambiente (Minam), creado en el 2008, asuma la gestión de dichos recursos. Que competencias como la Autoridad Nacional del Agua y la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre (ambas adscritas al Ministerio de Agricultura) pasen al Minam.

“Que el Minam dé las definiciones, las normas, las cuotas y la fiscalización. Y que cada sector administre eso dictado por el Minam”, puntualiza. “No conozco un Ministerio de Agricultura que sea defensor de los bosques”, sostiene Cabieses. “Con el crecimiento del Minam ya se pueden dar las condiciones para que puedan pasar de forma saludable al Minam pero hay que discutirlo de una vez”, apura Majluf.

Para que eso se dé, concuerdan todos en la necesidad de la voluntad política. “Y poder”, señala Portugal. “Porque también hay contrapeso a la voluntad política”, añade. “La Ley General del Ambiente tiene que actualizarse a partir del entorno actual y concordar con la política ambiental”, apunta Valdez.

En un mes, ellos y otros actores se volverán a ver las caras. Y no será solo en las instalaciones de El Comercio. La creación de un acuerdo nacional del ambiente ya ha empezado a andar.