RUDY JORDÁN
Dicen que hace más de 20 años, al amanecer, el salvavidas Muriano Larico se adentró al mar de la playa La Chira (Chorrillos) para realizar su entrenamiento. Mientras nadaba, le pareció divisar una silueta que, agitando los brazos, pedía auxilio. Sin dudarlo, Larico se acercó al bañista tan rápido como pudo pero, como si se tratase de un espejismo, a cada brazada suya la supuesta víctima se alejaba aún más hasta casi desaparecer en el horizonte.
Al darse cuenta de la imposibilidad del rescate, Larico intentó dar vuelta pero el cansancio, el frío y las feroces olas de la playa La Chira la más peligrosa de la Costa Verde le impedían regresar. Estaba perdido, desorientado, a muchos metros de su caseta de vigilancia. Cuando perdía la esperanza de regresar, una piel tibia y liza golpeó con fuerza su espalda. Minutos después, el salvavidas apareció en la orilla, misteriosamente ileso. Según cuenta, dos delfines le habrían ayudado a salir de las olas y desde ese momento, como homenaje, se bautizó a la 52 Unidad de Salvataje de la Policía Nacional del Perú (PNP) con el nombre de aquel animal.
Otra versión señala que, para graduarse, los salvavidas novatos nadan desde la playa la Herradura hasta la comandancia de la Unidad de Salvataje ubicada en Barranco y, al hacerlo, los flanquean delfines haciendo piruetas en el recorrido. Sea cual sea el origen, lo cierto es que los rescatistas marinos de la PNP y dichos animales bien conocidos por su inteligencia y bondad comparten una mística solidaria.
ALERTAS HASTA SEMANA SANTA Equipados con salvavidas, kayacs, tablas, motos acuáticas (y contando hasta helicópteros en casos extremos), 600 hombres y mujeres resguardan las playas del litoral limeño, labor que intensificaron desde el 15 de diciembre pasado y realizarán hasta Semana Santa.
“La idea es no llegar al rescate, sino prevenir al bañista con las banderas ubicadas en la orilla y que indican la bravura del mar. Si pese a las advertencias, la gente ingresa habiendo bebido alcohol o comido en exceso, allí entramos nosotros”, afirma Fernando Fonseca Scciafino, Jefe de la Policía de Salvataje, quien hizo el curso de salvavidas en 1987.
LOS NUEVOS DELFINES A la oficial de primera Alicia Olórtegui Reyes no le gusta el calificativo de baywatchs. “Nosotros somos de verdad y somos peruanos”, afirma con énfasis y con la experiencia que le han dado cuatro temporadas de verano rescatando a desconocidos. Cada una de sus intervenciones se la dedica a su amigo el fenecido luchador Christian Vásquez, quien murió ahogado en una playa del sur. Este suceso, sumado a su vocación de servicio, fueron los elementos que la impulsaron a convertirse en salvavidas.
A diferencia de ella, Melanie Cabrera Peralta y Francisco Armando Maldonado Jaime son dos alférez veinteañeros graduados apenas hace cuatro meses. Con una rigurosa pretemporada en primavera y el entrenamiento diario que tienen cada mañana, estos salvavidas se encuentran en óptimas condiciones físicas y psicológicas para enfrentar un rescate en el mar.
En total, estos rescatistas cubren 190 kilómetros de nuestro litoral desde la playa Chacrimar en Huaral hasta Cerro Azul, en Cañete. Más allá de la edad y el número de vidas rescatadas, los ‘delfines’ limeños comparten una vocación digna de respeto y admiración. El eslogan que aparece al ingresar a su comandancia principal, ubicada en la playa los Delfines en la Costa Verde, es el mismo que cada uno de ellos lleva en sus acciones: “Nuestra razón de ser es la vida de nuestros semejantes”.