El colibrí es la única ave del mundo que puede volar al revés. Para llegar a Amazonas, desde Chiclayo tome la carretera Fernando Belaunde. El trayecto dura de 9 a 10 horas. (Foto: Flor Ruiz)
El colibrí es la única ave del mundo que puede volar al revés. Para llegar a Amazonas, desde Chiclayo tome la carretera Fernando Belaunde. El trayecto dura de 9 a 10 horas. (Foto: Flor Ruiz)
Álvaro Rocha

Cindy me enseña una foto. Es ella de chiquita disfrazada de pajarito. “Me la tomó mi mamá antes de un desfile escolar en Bagua Grande”, me dice. Cindy vivía en la misma calle que Margarito Machacuay (2,26 m), bautizado por la prensa como el ‘Gigante de Bagua’ en los 90. Pese al disfraz, Cindy aún no estaba interesada en temas de naturaleza como ahora, que es guía de turismo, y nos dirigimos a Huembo y Abra Patricia. 

En el km 315,7 de la carretera Fernando Belaunde, un colorido portón anuncia la entrada a Huembo. Este centro de interpretación biológica de 32 hectáreas alberga una de las aves más bellas del planeta: el colibrí maravilloso o cola de espátula, por esas dos plumas de color azul violáceo al final de la cola que parecen tener vida propia. Vemos uno, que sumerge su pico en una flor y entra en éxtasis. Su corazón late 1.200 veces por minuto. Es rápido, elusivo, está en peligro de extinción y solo existe en nuestro país.

Volvemos a la carretera y, luego de apreciar la aplomada laguna Pomacocha, nos detenemos en el km 364,5. Allí se encuentra el área de conservación privada Abra Patricia (1.415 ha) y su residente estrella de nombre hilarante: la lechucita bigotona, que solo mide 14 centímetros y pesa menos que un celular. Sin embargo, es una de las especies más buscadas por observadores de aves de todo el mundo. Abra Patricia es también hábitat del mono choro cola amarilla y de hermosas orquídeas. Al morir el día, regresamos a Bagua Grande. “La ciudad es diferente de noche. El aire huele mejor”, dice Cindy. Tiene razón.

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