"Chat postparto", por Carlos Galdós. (Ilustración: José Carlos Chihuán Trevejo)
"Chat postparto", por Carlos Galdós. (Ilustración: José Carlos Chihuán Trevejo)
Carlos Galdós

Por lo visto, noviembre es el mes de los nacimientos. No es casualidad que del entorno familiar y amical de Carla, por lo menos siete personas se hayan convertido en madres, casi casi como si se hubieran puesto de acuerdo para concebir al mismo tiempo. Así las cosas, entre todas no han tenido mejor idea que crear un chat exclusivamente postparto donde día a día, hora a hora, minuto a minuto intercambian ideas, sugerencias y consultas sobre el fantástico viaje sin retorno que significa ser mamá. La premisa para no caer en errores es no hacer comparaciones entre un niño y otro, entendiendo que cada uno se desarrolla de acuerdo con su entorno y circunstancias. Más bien de lo que trata esta red es de encontrar soluciones a problemas comunes. Por ejemplo: “Mi hijo me está moliendo los pezones y no succiona nada”, lo que inmediatamente es respondido por alguna integrante del grupo desde su experiencia: “No te preocupes, hay una cremas regeneradoras y no son dañinas si el bebe se las come”. Por ahí alguien comentó que en la clínica donde dio a luz le preguntaron si quería llevarse la placenta para luego tomársela como un batido proteico en un jugo de frutas… Es que está de moda. Efectivamente, esa es la última tendencia en creatividad neonatal, tragarse la placenta calientita al estilo Tom Cruise: placentofagia le llaman. Y nunca falta la amiga esotérica que sugiere ponerle cintita roja al bebe para que no lo ojeen. Yo más de acuerdo no puedo estar con ese grupo de WhatsApp, ya que gracias a la respuesta inmediata de las amigas me he librado del estrés de llamar cada cinco minutos al pediatra a consultarle, lo que pone nerviosa a mi esposa. Cuando me comenta algo, yo simplemente escucho, sonrío y no comento nada, ningún juicio a favor o en contra; simplemente asiento con una sonrisa de medio lado. 

La primera reunión de Madres Primerizas Desesperadas tuvo como sede la sala de mi casa, donde tuve el honor de ser invitado especial de la tarde y escuchar algunas técnicas de cuidado de bebés que compartiré con ustedes: 

Técnica 1: “Lo que es yo, en mi casa obligo a usar a todas las visitas esas bolsitas que te ponen en los zapatos antes de entrar a la sala de operaciones y, de paso, que se pongan también una mascarilla, no vaya a ser que me contagien al bebé de algo. Y los zapatos porque nunca falta el que pisa caca y me malogra la alfombra”. 

Técnica 2: “ La piel del bebé es tan suavecita y delicada que de ninguna manera puedo confiar en el agua de Lima, que está toda sucia. ¿Se acuerdan de las imágenes de la Atarjea cuando sacaban todas las cochinadas del huaico? Ya pues, imagínense que con esa agua bañamos a nuestros hijos, así que yo, por más que me digan que estoy loca, prefiero comprar agua Evian para lavarle sus partecitas con un algodoncito remojado”. 

Técnica 3: “Yo a mi gordo trato de que nada lo perturbe cuando duerme, así que he mandado a poner en todo el departamento esas ventanas de los hoteles donde no entra nada de ruido. También he puesto rollers black out en todas las ventanas, cosa que sea la hora que sea durante el día, si mi gordo duerme oscurecemos toda la casa y ya saben las chicas que en ese momento todos están prohibidos de hablar”. 

Técnica 4: “Yo, antes de contratar nana, les pido que saquen carné de sanidad, me traigan una prueba de Sida (Elisa, pero esta señora no tiene ni idea de cómo se llama) y un examen de parásitos para ver si está sana. Y si cumple con todos los requisitos, la contrato, no vaya a ser que me contagie a la bebé de algo y después ya me tienes a mí desesperada sin saber qué hacer”. 

Técnica 5: “A mí me han dicho que el lenguaje se les forma desde bebitos y eso además hace trabajar los dos hemisferios del cerebro, por eso yo todo el día le pongo la misma canción para bebitos pero en distintos idiomas, incluido alemán por si lo metemos al Humboldt, francés por si postula al Franco Peruano y también inglés, aunque yo no quiero que vaya al Roosevelt, yo prefiero el Markham”. 

No me atrevo a juzgar a ninguna de las mamás del grupo de WhatsApp, más bien quiero pensar que es el estrés del post-parto. Y, como le dije a Carla, creo que es mejor ir paulatinamente cambiando de amigas.  

Esta columna fue publicada el 16 de diciembre del 2017 en la revista Somos.

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