Lo que significa para los abuelos, tus padres o nuestros hijos el sueño mundialista Rusia 2018
Lo que significa para los abuelos, tus padres o nuestros hijos el sueño mundialista Rusia 2018
Miguel Villegas

Solo el fútbol puede dar felicidad después de unas buenas patadas. Eso fue lo que pasó en 1981, el 6 de setiembre, cuando Perú empató con Uruguay en Lima y el 0-0 se gritó como una goleada. Niños y jóvenes, adultos y abuelos, confirmaron esta tarde que la selección jugaba bien pero, lo más importante, ganaba. Fueron 10’633.185 los peruanos entre 10 y 65 años que celebraron la clasificación al Mundial de España 82, según censo de INEI. Más o menos, toda la Lima de hoy pateando su pelota. Se tomaba Crush, se viajaba en Aeroperú, Velásquez tenía african look. Y aunque ahora todo eso se ve en YouTube, no fue eterno. 

La fe de ayer 
Es 1969. Los niños van al colegio con sus zapatos Explorador de Bata Rímac, esos que dejan la huella de 10 animalitos. Los adolescentes
se roban de la cartera de los adultos un par de cigarrillos Chalanes
Presidente, los favoritos del general Juan Velasco Alvarado, dictador militar de turno. O un Nacional, un Inca, un Imperio. Canal 2... desde luego –ese era su jingle– empezó a transmitir La tremenda corte con el cubano Tres Patines. Tus abuelos eran unos chiquillos. Y si bien la TV Philco salía en blanco y negro, hubo un episodio que nos hizo ver la vida a colores: el viaje de la selección peruana a Argentina para sellar su clasificación al Mundial de 1970. En la calle Poussin, en
San Borja, Roberto Chale recuerda ese año con gracia, como si escuchara cada tanto lo que dijo Hitchcock sobre el cine: “La vida sin las partes aburridas”. De hecho, dice que el partido con Argentina se empezó a ganar apenas Perú pisó Buenos Aires, cuando él, acompañado de su compadre Lucho Cruzado, abordado por la prensa local antes de ir a La Bombonera, bromeó: “¿Partido? Yo a lo que he venido es a comprar una cartera de cuero para mi novia”.

Algo sabe elpsicoanalista Julio Hevia, que en 1969 tenía 15 años, iba al colegio San Agustín y mira esa campaña con nostalgia y alegría. Genuina alegría. “Para los que no han visto a Perú en un Mundial, esto es una alucinación en el sentido clínico –ríe–. Para los que hemos visto más de una vez ese momento, es la recuperación de una cosa ansiosa. Real. Una vez me preguntaron qué se siente que Perú
clasifique a una Copa del Mundo. ‘Se te revuelve el estómago que no tienes idea’, dije. ¿Sabes a qué se puede comparar? Al camino ese antes de saber tus resultados de admisión en la universidad. El tiempo se convierte en el reloj de Dalí: se aprieta, se condensa, se estira”. La alegría con la que repasa Hevia esa campaña produce envidia,
básicamente, porque es generacional.

Es de ellos, no nuestra. No nos tocó: 13’192.677 de peruanos vivían en
el Perú en 1970, según información oficial del INEI. Más de 13 millones de hinchas pegados a la transmisión vía satélite de Eduardo San Román por el antiguo canal 9. La cuarta parte de ellos eran jóvenes de los barrios limeños que emergían entre noticias de la Reforma Agraria y los chiste de Cachirulo. “¿Y sabes qué? Nos representaban: Chale, de Magdalena; ‘Perico’, de La Victoria; Cubillas, de Puente Piedra; ‘Chito’ La Torres, del Rímac. Era la leche de tigre del achoramiento; era nuestra selección”. 

Los que nacimos a finales de los 70 nos perdimos de todo. Somos,
con el perdón de los sensibles, la generación que se comió los 36 años sin Mundiales; es decir, toda la niñez y toda la adolescencia. 
Demasiado chicos para recordar el gol de Uribe en el Centenario y demasiado grandes para ponerse a pelear por Cueva en Twitter. Bastaría decir que esta generación, la generación sin Copa, vio debutar, emigrar, golear, fallar y casi jubilar a Pizarro mientras la selección agotaba el stock de televisores para ver el Mundial en casa.

Desde el último partido de Perú en un Mundial, el doloroso 5-1 de Polonia, la selección peruana disputó 104 partidos de Eliminatorias hasta el inicio del proceso rumbo a Rusia. Pasaron 12 entrenadores: Juan José Tan, Moisés Barack, Roberto Chale, el brasileño Pepe, el serbio Popovic, Juan Carlos Oblitas, el colombiano Maturana, Julio César Uribe, el brasileño Paulo Autuori, Freddy Ternero, Chemo del Solar y el uruguayo Sergio Markarián. Ganó solo 25 partidos, empató 24 y perdió 55 veces. Tim, el último técnico que clasificó con Perú a un Mundial, dejó un informe de tres páginas que se filtró en un diario local. Escribió que “estemos alertas”, en alusión al cierre de una generación soberbia (Cubillas, Cueto, Velásquez) y a la posibilidad de trabajar “ayer, no mañana”, en la búsqueda de un nuevo grupo de jugadores que haga el tránsito menos traumático. Nadie le hizo caso.
Así nos hicimos viejos quienes nacimos a finales de los 70, soportamos los 80 y morimos en los 90. 

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