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Por las venas de Michelle Meyer-Kayser siempre corrió la pasión por el arte. Ama pintar, leer, escribir y dibujar. De niña, soñaba con convertirse en actriz, sin esperar que un día en una panadería miraflorina sería descubierta para empezar su carrera como modelo. Tenía 14 años, era Navidad y había ido a Carmelitas a comprarle un pan con chicharrón a su mamá. “Le provocaba muchísimo. Fui, y mientras estaba en la cola, se me acercó la fotógrafa Isis Mur para preguntarme si era modelo, y si quería participar en unas fotos para una marca que tenía con unas amigas. El resto es historia”, recuerda, sobre lo que fue el primer episodio de su aún corto -pero fructífero- camino en el mundo de la moda.
Hoy con 19 años, Meyer-Kayser se ha consagrado como la primera modelo peruana en conquistar de lleno las pasarelas más importantes del globo, y ya ha desfilado para firmas de lujo como Fendi, Dior, Givenchy y Victoria Beckham. “Para ser honesta, no me di cuenta de lo mucho que significaba hasta después de los shows. Claro que me emocionaba cuando era elegida, pero fue desde que la gente empezó a compartir mi logro con tanto cariño que me di cuenta de que era un paso mucho más grande”, cuenta a Somos desde la Ciudad de la Luz, París.
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PISANDO FUERTE
Caminar en la pasarela de un ‘fashion show’ no es fácil como parece. El reto es aún mayor si se habla de marcas de renombre mundial. La cereza del pastel, además, surge cuando una modelo resulta elegida para abrir la muestra de una colección. Esto le sucedió a Meyer-Kayser, en el Milan Fashion Week para Fendi. “Ser elegida para abrir es superimportante, porque ese primer look es la pauta para el resto del show. Es el primer golpe a la vista, donde los flashes revientan. Si eligieron a Michelle es porque, de alguna forma, su belleza y caminar representan también la esencia de la marca”, explica Fer Torrejón, jefe de ‘backstage’ y productor de moda peruano.
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Antes de conquistar Europa, Michi (como le dicen de cariño) modelaba con su 1,80 m para marcas locales como la del reconocido modisto Noé Bernacelli. Sin embargo, en esta temporada ha podido reconocer que los desfiles y el ritmo en ‘backstage’ son muy diferentes ‘al otro lado del charco’.
Aunque no precisamente soñaba con el modelaje, hoy por hoy Michelle Meyer-Kayser está segura de que su niña interior está feliz con lo que va logrando. “Mi familia en el Perú, mi novio y mis amigos me alientan a ir por más. Aquí [en Europa] a veces fue complicado, porque tuve que aprender a estar sola y ser más independiente”, comparte.
La modelo complementa su ajetreada agenda en moda con ‘hobbies’ que le den un descanso mental, como leer y pintar.
Las firmas para las que modeló en Europa fueron: Lanvin, Coperni, Hermès, Victoria Beckham, Loewe, Fendi, Givenchy, Dries van Noten, Dior, Bottega Veneta, Sport Max, Etro, Alberta Ferretti y JW Anderson.
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“En Lima, los desfiles suelen ser por la noche. Aquí son por las mañanas”, precisa. “Los días empiezan bien temprano. Vas al lugar y ‘picas’ el desayuno mientras te hacen el maquillaje, el pelo y las uñas. Luego, tienes un tiempo para comer un poco más, antes que el verdadero ajetreo comience y te pongan la ropa y alisten para salir”, agrega la joven.
Aunque, en total, ha modelado para 14 marcas de lujo en Londres, Milán y París, Michelle sigue humilde y con el ego pisando tierra. Considera que aún hay mucho mundo por conquistar, y se esmera en alentar a más jóvenes con lo que ha vivido estas últimas semanas. “Espero darle la oportunidad a más jóvenes de seguir soñando con trabajar en moda, soñar con Europa, con el planeta entero. Estoy agradecida con el apoyo que me han brindado en el Perú desde que conocieron mi historia”, dice emocionada la modelo.

Con el respaldo de sus agencias, Coral Management e IMG Models, planea quedarse unos días más en París, luego volverá al Perú por unos días para asentarse finalmente en Argentina, donde vivirá por un tiempo a fin de que su carrera termine de despegar. A quienes están en este mismo camino, los anima a no darse por vencidos ante las puertas que se cierran, pues ella recibió muchos noes. “Pero siempre hay un sí que te cambia la vida”, reconoce.
Precisa que, lejos de los estereotipos sobre la superficialidad de este rubro, para ser modelo se necesita trabajar en paralelo el exterior e interior. “Uno a veces se puede ver muy bonito por fuera, pero si no tienes humildad en el corazón ni eres buena persona, difícilmente progresarás. Lo de afuera se desvanece en un segundo”, concluye. Es un hecho que la peruana ha sumado una alegría al Perú, y que a sus cortos 19 años le espera un futuro más que prometedor. //