Celeste Pérez

Por las venas de Michelle Meyer-Kayser siempre corrió la pasión por el arte. Ama pintar, leer, escribir y dibujar. De niña, soñaba con convertirse en actriz, sin esperar que un día en una panadería miraflorina sería descubierta para empezar su carrera como modelo. Tenía 14 años, era Navidad y había ido a Carmelitas a comprarle un pan con chicharrón a su mamá. “Le provocaba muchísimo. Fui, y mientras estaba en la cola, se me acercó la fotógrafa Isis Mur para preguntarme si era modelo, y si quería participar en unas fotos para una marca que tenía con unas amigas. El resto es historia”, recuerda, sobre lo que fue el primer episodio de su aún corto -pero fructífero- camino en el mundo de la moda.

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