MDN
Francia
Jerónimo Pimentel

es una potencia imprevisible. Desde hace mucho. Su equipo B, exageremos, sería imbatible para cualquier país medio. La historia tampoco ayuda para encontrar pistas. Francia ha sido capaz de lo mejor y lo peor. En el rubro de las hazañas hay buenos ejemplos: la Euro del 84, que entronó al equipo de Platini, Giresse y Amorós; el Mundial del 98, un conjunto fantástico construido alrededor de Barthez, Blanc, Deschamps, Zidane y Henry; la Euro del 2000, obtenida con el dramático gol de oro de Trezeguet... En cuanto a caídas, los franceses conocen bien las profundidades donde la vergüenza se mezcla con el ridículo: las derrotas en casa ante Israel y Bulgaria que les costaron ausentarse del Mundial norteamericano pese a contar con Desailly, Papin, Ginola y Cantona; la paupérrima presentación en Corea-Japón 2002, donde el campeón vigente no pudo anotar un gol en tres partidos; el papelón en Sudáfrica 2010, donde ‘Les Bleus’ se deshicieron públicamente en un altercado entre el esotérico entrenador Domenech y el díscolo capitán Evra; la triste derrota en la final de la última Euro, que perdieron de locales ante un discreto Portugal. 

Un equipo bipolar, en suma. ¿Pero qué se puede esperar de ellos?

Tanto Blanc como Deschamps, los últimos entrenadores galos, han hecho mucho por corregir la ciclotimia para crear un conjunto más consistente. En Brasil hicieron un Mundial correcto hasta cuartos de final, donde cayeron ante Alemania en un partido muy justo, y la clasificación a Rusia fue impecable. Ayuda que la base se haya mantenido: Lloris, Varane, Pogba y Griezmann continúan como titulares y su promedio de edad, sin contar al arquero, es de solo 26 años. Alrededor de ellos se han sumado prodigios como Mbappé y rocas como Umtiti, lo que los convierte en una selección con un enorme potencial para explotar. El exceso de talento es evidente en la banca, donde se pueden dar el lujo de tener a volantes ofensivos que en cualquier otra selección serían titulares, como Thomas Lemar o Ousmane Dembelé. No solo eso: se permiten dejar afuera de la convocatoria a cracks como Karim Benzema, Anthony Martial, Alexandre Lacazette, Kingsley Coman y Adrien Rabiot, lo que ya constituye un abuso. 

Cuando este equipo está afinado, es capaz de ser arrollador. Holanda, Rusia e Italia, en distintos cotejos, han sufrido la pegada de una oncena que en 20 minutos puede resolver un partido. En otras ocasiones, en cambio, los mosqueteros se hacen previsibles y juegan ralentizados, quizás por exceso de confianza, y esos letargos se traducen en derrotas absurdas, como la que sufrieron ante Colombia en el amistoso de marzo, donde dominaron un encuentro que acabaron declinando luego de ir dos tantos arriba en 26 minutos.

¿Qué debe hacer Perú?

Lo primero, organizar los apoyos a Trauco. Si hay lógica, Mbappé irá sobre el lateral izquierdo, quien se destaca más por su salida y pase largo que por sus calidades defensivas. Será clave cuánto Yotún lo pueda apoyar. 

Lo segundo, a Perú le conviene recargar el medio campo y obstaculizar el juego para impedir que Griezmann y Pogba conecten. Tanto el mediocentro del Manchester United como el delantero del Atlético de Madrid son versátiles y pueden alternar posiciones. Pogba es un típico volante box-to-box (de área a área) con vocación de armador y buen promedio de gol; mientras que el ‘Principito’ puede recostarse por cualquier banda o jugar como segundo delantero. Contrarrestarlos no será fácil, sobre todo si se toma en cuenta el soporte con el que cuentan: N’Golo Kanté, un pulpo al mejor estilo de Makélélé.

Lo tercero, cuidar a Giroud. El delantero del Chelsea es un nueve de referencia, letal en el juego aéreo y muy eficaz en el área. Contenerlo será una labor en la que Ramos y Rodríguez se deberán emplear al máximo, y en la pelota parada, probablemente, deberán contar con la ayuda del propio Guerrero.

Lo último, y quizás lo más difícil, es tratar de imponer el ritmo del partido. El vértigo y el ida y vuelta favorecerá a la selección de Deschamps, por lo que plantear el têtê à têtê, esta vez más que nunca, puede ser suicida. Algo sabe al respecto Gareca, quien ha logrado, como se vio ante Argentina en la Bombonera, crear un equipo resiliente, reactivo y que se acomoda bien en el sacrificio y la contra. Esta será la oportunidad de demostrar todo lo aprendido.

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