Macaulay Culkin rompió su silencio sobre la amistad que lo unió con Michael Jackson. (Foto: Captura de video)
Macaulay Culkin rompió su silencio sobre la amistad que lo unió con Michael Jackson. (Foto: Captura de video)
Pedro Suárez Vértiz

Hace 10 años, el autoproclamado rey del pop, , murió por una sobredosis de un sedante intravenoso que le provocó un paro cardiorrespiratorio, en su mansión de Holmby Hills. El 25 de junio del presente año se cumpliría una década desde que –quizá el músico más famoso de los últimos 20 años del siglo pasado– nos dejara. Pero justo antes de que sus fans pudieran rendirle tributo se han expuesto nuevamente y por todo lo alto las acusaciones por abuso infantil que Jackson tuvo que afrontar por mucho tiempo. Incluso sus representantes legales luego de su muerte. Cabe recalcar que el poderoso sedante que mató a Jackson fue justamente el que empezó a inyectarse para poder dormir después de la emisión de un documental británico de Martin Bashir, en el 2004, que destruyó su imagen.

La resurrección de esta pesadilla no es otra que un nuevo documental del productor y director británico Dan Reed. Recordemos que Reed ya hizo trabajos de la misma índole. En el 2014 lanzó un documental –ganador del premio BAFTA– titulado The Paedophile Hunter, que trata sobre una banda de pedófilos que se hacía pasar por mujeres menores de edad en redes sociales para tener encuentros con niños. Pero esta vez el implacable británico le subió las revoluciones a su ambición y produjo Leaving Neverland. Este documental relata la historia de dos sujetos supuestamente abusados por Ellos son Wade Robson y James Safechuck.

El documental no es cualquier cosa. Fue proyectado el pasado 25 y 26 de enero nada menos que en el reconocido festival de cine Sundance. Ahí se pudo apreciar durante cuatro horas la historia de cómo dos muchachos en primera instancia les mintieron a los medios sobre lo que en realidad había ocurrido con el músico. Ellos negaron las acusaciones contra por una supuesta pijamada que tuvo con unos menores de edad.

Robson y Safechuck, protagonistas del documental de Reed, cuentan que lo que juraron acerca de que no hubo ninguna clase de abuso esa noche fue una falacia, pues eran unos niños con miedo a decir la verdad. Ellos cuentan que les dijeron que si decían algo, Jackson iría a la cárcel y estaba claro que ellos no hubieran querido que eso pase. Entonces le siguieron el juego y ocultaron la realidad. La polémica de este documental gira en torno a que los muchachos hayan mentido primero y luego se hayan arrepentido. Pero la forma en que cuentan la verdad, y con crudos detalles, es sorprendentemente convincente. Dicen, por ejemplo, que Jackson les regaló joyas de gran valor a cambio de que tuvieran relaciones sexuales con él.

La revista estadounidense Esquire menciona en su artículo dedicado al documental que sin duda la crítica que pudo presenciarlo en Sundance ha cambiado su forma de ver a Jackson. Esto ha despertado la curiosidad sobre cuán convincente es. El documental ha sido tildado unánimemente como una historia perturbadora y devastadora.
Justin Chang, crítico de cine de LA Times, quien simpatizó con los acusadores, dijo algo que es muy cierto: “La rapidez con que podemos fijarnos en los acusados y descuidar a sus acusadores –en nuestro apuro por reprocharlos– hace que olvidamos la difícil situación de los sobrevivientes. Eso es especialmente cierto cuando el abusador es una celebridad”.

Este documental, sin embargo, hace ponerte del lado contrario de Michael Jackson y sentirte en los zapatos de los abusados.
En otro artículo del mismo diario se mencionó un detalle escalofriante sobre la presentación del documental en Sundance. Se dijo que antes de que empiecen a proyectarse las cuatro horas de Leaving Neverland salió un productor a advertir que el documental era muy intenso, por lo cual se hallaban “profesionales de salud mental en el lobby por si los necesitaban”. “Si hay algo que hemos aprendido durante este tiempo en nuestra historia, es que el abuso sexual es complicado y las voces de los sobrevivientes deben ser escuchadas”, ha dicho el director Dan Reed. //

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