La lideresa de Fuerza Popular busca afianzar la relación con el presidente Vizcarra. Entre tanto, visita fríamente a su padre y analiza estrategias electorales para las municipales de octubre. (Foto: Giancarlo Ávila)
La lideresa de Fuerza Popular busca afianzar la relación con el presidente Vizcarra. Entre tanto, visita fríamente a su padre y analiza estrategias electorales para las municipales de octubre. (Foto: Giancarlo Ávila)
Juan Carlos Tafur

El primer campo de acción de la estrategia naranja pasa por su relación con el Gobierno. La cual, por cierto, anda de lo mejor. Corresponde, además, a la hipótesis de que la llegada al poder de pasó por la venia de . Para ser más precisos, Vizcarra está donde está gracias a una coalición generada alrededor del fujimorismo.

En medio del zafarrancho crítico de , Vizcarra tomó contacto con los naranjas a través de José Chlimper y allí obtuvo la confianza de que si se producía la vacancia, iban a cesar las hostilidades, es decir que su eventual gestión iba a tener un mínimo de garantía de gobernabilidad.

No parece haberse producido un pase obligado por la aduana fujimorista para la designación de los ministros, pero sí cierta aquiescencia a algunas definiciones, entre ellas la designación de César Villanueva como premier, quien al final, además, terminó por ser el gran operador de la vacancia.

CUMBRE PRESIDENCIAL

Hemos podido conversar con, por lo menos, dos fuentes palaciegas y una de las filas fujimoristas y todas nos confirman que ya se ha producido una reunión entre Martín Vizcarra –ya siendo presidente– y la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.

Esta reunión habría ocurrido en un departamento de propiedad de una persona cercana al presidente, próxima de donde él vivía, en San Isidro, y a ella acudieron ambos personajes solos. La fecha: pocos días antes de Semana Santa.

Fue, sobre todo, una reunión protocolar, que duró un par de horas. Si bien no se llegó a acuerdos específicos, se aclararon los términos y se ratificó la buena disposición fujimorista ante los primeros pasos de la nueva gestión.

“Keiko, como diría Barata, estuvo fría y distante, pero no por estrategia de negociación, sino porque ambos son relativamente inexpertos a la hora de plantearse acuerdos y eventuales pactos. Ha sido muy positivo que se aclarasen algunas cosas en esa reunión”, nos indicó un prominente personaje político allegado a la lideresa de Fuerza Popular.

Hoy por hoy, las coordinaciones son fluidas y tienen como protagonistas al premier Villanueva y a los voceros naranjas Daniel Salaverry, Milagros Salazar y Héctor Becerril.

Es altamente probable, en esa medida, que así como ocurrió con la confianza al nuevo gabinete, suceda lo mismo respecto de la solicitud de facultades delegadas.

FRENTE KENJI

Con Kenji Fujimori, las relaciones están en punto muerto. No sería exacta la versión periodística de que se habría producido una reunión cumbre entre Keiko, Kenji y su padre Alberto, en la cual este les habría solicitado hacer las paces.

Keiko Fujimori visita con regularidad a su padre. Lo hace acompañada de sus hijas y evita comentar de política, tratando de circunscribir la relación a temas familiares. En ese sentido, no habría firmado ningún armisticio con su díscolo hermano.

Por el contrario, la hostilidad iría hasta las últimas consecuencias. En estos momentos, Kenji sigue el curso de una denuncia constitucional en la subcomisión de Acusaciones Constitucionales. En los próximos días se conocerá el informe final de su caso y si se recomienda o no su desafuero, pero todo apunta a que se solicitará.

La única duda que alberga la línea dura de Fuerza Popular es si, además, cabría inhabilitarlo en el ejercicio de la función pública, con lo cual le impedirían postular en 2021. Al respecto, temen no contar con el número suficiente de votos, ya que se requiere mayoría calificada, es decir, 87 votos. “No sabemos si el resto de bancadas apoyaría una medida semejante, ya que al parecer se están agrupando para ganar la mesa directiva y necesitan para ello los votos de los kenjistas”, nos señaló una fuente naranja.

Para el desafuero solo se necesita mayoría calificada, es decir, 66 votos, a diferencia de la inhabilitación. En ese sentido, una es más probable que la otra. Pero el punto de colisión sigue su rumbo.

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