Escritora Rosa Montero critica el sexismo en la Real Academia Española
Escritora Rosa Montero critica el sexismo en la Real Academia Española
Renato Cisneros

¿Por qué prefieres declararte “antisexista” en vez de “feminista”?

Simple precisión semántica. Algunas personas poco informadas creen que “feminismo” es lo contrario de “machismo”, en el sentido de aspirar a una dictadura de la mujer, cosa que no es. “Antisexista” es menos equívoco, pero reivindico también la hermosa palabra “feminista”.

¿Qué te parece esta declaración reciente de Camille Paglia: “Ese resentimiento contra los hombres, eso que enseña el feminismo moderno, es puro veneno”?

Podría ser ignorancia, pero como ella no es tonta, supongo que es simple y brutal prejuicio retrógrado, porque la inmensa mayoría del feminismo actual no solo no odia a los hombres, sino que los incluye. El feminismo también es cosa de hombres y hay muchos varones tan feministas o más que muchas mujeres.

¿Ha sido muy difícil convivir y destacar en un medio regido por varones?

El sexismo es una ideología en la que nos educan a todos, hombres y mujeres, y nos encadena a comportamientos dañinos y absurdos. Ha sido muy difícil intentar no solo ser escritora, sino simplemente ser persona en una sociedad tan machista, desde luego.

¿Alguna vez toleraste un exceso verbal o físico por miedo o vergüenza?

¡Por supuesto! No creo que exista una sola mujer que no lo haya sufrido. Por ejemplo, desde los 10 a los 16 años iba al instituto cuatro veces al día en metro, un recorrido de siete estaciones. No creo que hubiera ni un solo día en el que no me tocaran el culo o se refrotaran contra mí. Cuando tenía 11 años, una amiga con la que iba protestó contra un tipo y el desgraciado le pegó una bofetada. Nadie nos defendió. Por supuesto que te callabas. También en los cines sucedía. Abusaban de las más pequeñas.

¿Qué les dirías a quienes desconfían de las cuotas de género en las convocatorias profesionales?

Que son herramientas pasajeras para intentar equilibrar una desigualdad social. Las becas de estudio para los alumnos más pobres también son una discriminación positiva y eso no le parece a nadie mal, ¿no es cierto?

¿Qué opinión te merece el caso de Plácido Domingo?

Verdaderamente terrible que fuera un clamor, que todo el mundo lo supiera y que aun así durara el abuso 20 años. Y aún más terrible que siga habiendo gente que intente justificarlo.

¿Dejarías de oír sus canciones? ¿Has dejado de ver las películas de Woody Allen y Roman Polanski?

Ha sido un cantante magnífico y seguiré escuchando sus grabaciones, lo mismo que viendo las películas de los otros dos (el caso de Allen no está tan claro, por cierto). Lo que no haré jamás será ir a aplaudirles. De hecho, tengo abono en el Teatro Real de Madrid y antes de que Plácido cancelara su actuación en La Traviata yo ya había cambiado mis entradas para ir a ver La Traviata un día en que no actuaba él. Hay que quitarles todos los honores públicos.

Criticaste que JLO y Shakira aparecieran en el Orange Bowl vistiendo tangas. ¿Ese tipo de sensualidad refuerza estereotipos patriarcales?

Es un topicazo que TODAS las mujeres tengan SIEMPRE que ser esculturales y sexis y psicalípticas para triunfar. Un aburrimiento, vaya.

¿Utilizas el lenguaje inclusivo?

La lengua es un ser vivo y no se puede cambiar por decreto. Cambia a medida que lo hace la sociedad, y no cabe duda de que nuestra sociedad está cambiando muchísimo; por consiguiente, la lengua se tiene que ir limpiando de su sexismo. Pero eso emanará de la propia realidad. Jamás triunfará algo tan ortopédico y forzado como duplicar y decir “todos y todas, amigos y amigas, lectores y lectoras” todo el rato. Yo hace muchos años que jamás escribo “el hombre” como genérico; me chirría. Tal vez el “todes” de los rioplatenses, que es económico, triunfe; no lo sé. Será la lengua y el uso quien lo dictamine.

¿Por qué crees que, pese a las constantes campañas de sensibilización, se sigue matando mujeres en el mundo?

Porque tenemos muchísimo camino que recorrer aún en educación. Tenemos que luchar por librarnos todos del prejuicio, que es anterior al juicio y, por consiguiente, invisible. Ignoramos que lo tenemos y puede torrefactar el cerebro más brillante. Educación y deconstrucción del sexismo son la única vía.

-Tanto en España como en Perú, hay personas que no usan el término «feminicidio», alegando que la muerte de una mujer es tan trágicas como la de un hombre o un niño. ¿Cómo rebatir ese enfoque?

Las muertes de unos y de otras son igual de trágicas, desde luego (yo diría que las más trágicas son las de los niños), pero la cuestión es que no se trata de darle más importancia a unas muertes que a otras, sino de encontrar patrones de violencia semejantes que puedan ayudarnos a rebajar esas cifras. Hacemos lo mismo con otras violencias: por ejemplo, estamos intentando crear formas de lucha contra el acoso escolar, que ha llevado a muchos niños a suicidarse. En la violencia doméstica contra la mujer hay patrones repetitivos que pueden atajarse, de ahí la distinción.

-¿En qué sientes que te pareces a Marie Curie y Bruna Hasky, dos de tus personajes femeninos más celebrados? (siendo uno real y otro ficticio)

Jajaja, a Marie Curie, a siglos de distancia de su excelencia, me parezco en la obsesividad, el perfeccionismo y en la longitud de mi dedo anular. A Bruna, en nuestra obsesión por el paso del tiempo y por la muerte, y en el ávido amor por la vida.

-Te pregunté antes qué tan difícil ha sido crecer como escritora rodeada de hombres. Te pregunto ahora ¿Qué o quién te ha facilitado ser mujer?

En buena parte, mi madre.//


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