'No estás siendo productiva, solo ocupada', por Luciana Olivares (Ilustración: Gustavo Gamboa)
'No estás siendo productiva, solo ocupada', por Luciana Olivares (Ilustración: Gustavo Gamboa)
Luciana Olivares

La primera mascota oficial de mi casa fue Harold, el hámster. Era, en teoría, el animal perfecto para satisfacer las ansias de tener una mascota de mi hija y preservar el orden de mi departamento. Tratábamos de ponernos creativos para interactuar más con Harold. Incluso hicimos un video de él sentado en la mesa de la Barbie al compás de Contigo Perú y devorando anticuchos. En realidad eran quesos clavados en un mondadientes y casi lo convierten en faquir suicida (descarga el lamentable video en YouTube).

Sin embargo, Harold se pasaba la mayor parte de su vida metido en su jaula, corriendo en una rueda por horas hasta que, exhausto, se dormía. Un lunes cualquiera, llegando a mi casa muerta como era costumbre, después de largas horas en el trabajo, miré a Harold en su rueda y, por extraño que parezca, me sentí como él. Metida en este loop interminable de empezar algo sin haber terminado lo anterior, corriendo todo el tiempo en una rueda que me había construido yo sola, siempre ocupada en mil proyectos a la vez y llegando tan exhausta que solo pensaba en mi cama como el mejor premio para terminar el día.

Así era, por crudo que sonara: yo era Harold, solo que yo tenía el pelo más oscuro y las uñas más cortas. Muchas veces nuestra ambición o adicción al reconocimiento nos lleva a imaginar que más es siempre más.  Pero solo acuérdate cómo te sientes cuando haces eso con la comida luego de haberte devorado hasta el perejil de la decoración: con la panza inflada y en calidad de bulto.

En nuestra vida personal y profesional pasa exactamente lo mismo: nos llenamos de cosas. En teoría, ser capaces de manejarlas todas a la vez no es señal de productividad porque sin un propósito claro –y te lo digo en altas y en negritas– NO ESTÁS SIENDO PRODUCTIVA, SOLO OCUPADA. Por eso hoy quiero proponerte que comiences el año logrando más, pero haciendo menos. ¿Cómo? Aprendiendo a identificar aquello en lo que vale la pena invertir tu tiempo.

Y para ello tienes que responderte la pregunta más difícil y más importante para tu vida: ¿Qué quieres? Ojo, no lo que quisieron tus padres para ti y por eso adoptaste esas voces como si fueran tuyas. No lo que quieren las personas alrededor, porque no deberías medir tus acciones por sus aplausos y pifias. Sentirte y ser productiva va a depender, por aterrador que resulte, solo de lo que te haga feliz. Erin Falconer, una de las mujeres más influyentes en la industria digital, desarrolló un método llamado POP: personalidad, oportunidad y productividad.

A diferencia de muchos gurús que incentivan tu productividad empujándote a organizar un prolijo to do list, Falconer propone que tu productividad dependa exclusivamente de definir lo que tú eres y escoger esos tres objetivos anuales que satisfagan lo que quieres de la vida. Para alguien como yo, que tiene tatuado ‘Todo y más’ en el cuerpo, pero sobre todo en la mente, entender mi real productividad, incorporando el factor LO QUE GENUINAMENTE ME HACE FELIZ, ha sido una revelación importante. Pero esto no significa que no quiera todo y más.

Lo sigo queriendo pero entendiendo cuál es mi TODO y que es MÁS. Harold pasó a mejor vida literalmente y yo…también. Sigo corriendo y con más fuerza por las cosas que me importan, pero no en una rueda interminable, sino en un delicioso bosque en el que por ratos descanso panza arriba con Feroz, mi perro, siendo consciente de lo que corrí y lo que queda por venir. //

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