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Macarena Puelles
Oscar García

No deja de soprender la velocidad con la que crece el nombre de Macarena Puelles (24) en los círculos alternativos de la fotografía peruana. Su leyenda como audaz retratista de desnudos femeninos poco convencionales, en permanente colisión con la moral de las redes sociales, también bulle en interés en un público femenino que la sigue con devoción en su cuenta de Instagram, algo propio de estos tiempos. No son pocas las chicas que hoy quieren posar sin ropa para ella, entre algunas famosas y otras desconocidas, porque aprecian y respetan la consistencia de su trabajo y su mirada transparente, ajena al esteticismo clásico de la fotografía de publicidad, llena de efectos maquilladores de airbrush. En su obra hay cuerpos reales, hermosos en cada curva, plano y estría. 

Desde los 14 años, cuando le regalaron su primera cámara, Puelles se interesó en retratar la desnudez femenina, un trabajo que empezó siendo un acto de descubrimiento solitario, que progresaba en el terreno del autorretrato, pero no por decisión propia sino porque no conseguía modelos que posasen para ella. Hoy día, las solicitudes para modelar más bien se acumulan en su correo. “Me llaman la atención los desnudos porque siento que es una manera de empoderar el cuerpo femenino. Pienso que los cuerpos ahora están tan vetados en los medios y en las redes sociales que creo que más bien deberían ser mostrados y liberados”, dice. 

El fotoerotismo y la nueva censura
Antes, la censura al cuerpo venía servida por comités de la moral y las buenas costumbres que solían sancionar qué cosa era aceptado y qué no. Lo aceptado quedaba y lo que no, pasaba a quedar fuera de escena (obsceno). Los censores de nuestros días son personas que no vemos, posiblemente bots de las redes sociales, que van surfeando con algoritmos las redes sociales para eliminar el desafío de algún pezón insolente u otra coloración oscura. Desde que empezó a hacerse conocido su trabajo y a publicarlo en redes, Macarena ha tenido problemas con censura, tanto en Facebook como en Instagram, por ser considerado demasiado sugestivo. En su página web (www.macarenapuelles.com) a veces coloca el material que le borran, pero no siempre la actualiza como quisiera, dice. 

Por estos días, Puelles exhibe su primera individual, titulada Para Elisa, por el nombre de la modelo que la inspiró. Son en total siete retratos que, a su entendimiento, juegan con el concepto tradicional de la musa en el arte. “Se habla siempre de la musa como esa persona que está al servicio del artista, una belleza pasiva, pero en este caso he tratado de darle vuelta a ese papel y que sea la musa la que dirija la situación. Ella es mi amiga y no es solo la chica bonita a la que le toman fotos, quería que tenga el control de la situación”. 

Piensa que su trabajo es mayormente erótico y pocas veces pornográfico, dos campos que separa según el grado de exposición de genitales. Lo suyo es el erotismo, pero no se asusta de trasgredir hacia el otro lado, una de las inquietudes que piensa explorar más este año. “Me interesa lo abyecto, pienso que las imágenes deben incomodar. Hay gente para la cual ‘lo bonito’ está en los parámetros estéticos hegemónicos y esos no son los míos. Lo que yo busco es lo raro. Lo que incomoda pero a la vez es bonito”. 

El dato

  • Cuándo: Del 10 de enero al 10 de febrero

  • Dónde: Salón Espacio (Saenz Peña 107, Barranco)

  • Entrada: Ingreso libre

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