Nora Sugobono

Imaginar la vida sin Internet a veces se hace tan difícil –y tan lejano– como imaginarla sin la existencia de luz eléctrica, automóviles o paracetamol. Todas ellas comodidades del mundo moderno. Veinte años atrás, hablar de Internet móvil y la posibilidad de comunicarnos casi con cualquier ser humano en el mundo en tiempo real habría sonado a una locura futurista. Lo cierto es que en ese momento, en efecto, lo era: aún estaba lejos tal rapidez de contacto (aunque no por mucho). Eso lo saben bien millones de personas que en setiembre de 2011 movieron cielo y tierra para comunicarse con Nueva York una vez que se difundieron las imágenes del atentando que arrasó con las Torres Gemelas del World Trade Center.

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