MÁS QUE COMPAÑÍA, AMISTAD. La voluntaria Diana Culquicondor baila con don Eleodoro, de 95 años, en el Centro de Atención Cieneguilla, en el Callao. Ellos son grandes amigos.
MÁS QUE COMPAÑÍA, AMISTAD. La voluntaria Diana Culquicondor baila con don Eleodoro, de 95 años, en el Centro de Atención Cieneguilla, en el Callao. Ellos son grandes amigos.
Ana Núñez

Tienen 70, 80, 90 años y, prácticamente, han vuelto a ser como pequeños niños: necesitan que alguien los ayude a comer, a bañarse e incluso alguien que los haga jugar, que les pueda sacar una sonrisa en medio de esos largos y repetitivos días en los que, mayormente, se alimentan de lo vivido. Casi todos tienen como única familia a las enfermeras que les recuerdan que es hora de tomar tal o cual pastilla o a sus propios compañeros de casa, igual de ancianos e igual de niños.

Desde hace exactamente dos años un pequeño grupo de jóvenes (que ha ido creciendo con el tiempo) se convirtieron en los ángeles guardianes de los casi cien ancianitos del Centro de Atención Cieneguilla (CARC), ubicado en el Callao. Sin recibir nada a cambio, el único objetivo de los miembros de Nietos Itinerantes es dar cariño y tiempo a esos hermosos seres a los que algunos dejaron ya en el olvido.

El proyecto fue fundado por Rosaestela Gómez, Andrea Casareto y Julia Holguín. Su primera actividad fue celebrar la Navidad del 2016 con los 35 abuelitos que entonces se encontraban internados en el CARC. Hoy son ya 94 y adicionalmente se las arreglan para visitar dos centros más en San Miguel. La asociación tiene actualmente 20 voluntarios. Hace un par de semanas los encontramos bailando saya y cumbia para ellos. Hoy, mientras usted lee esta nota, los chicos celebrarán Navidad con tres grupos diferentes de adultos mayores (para poner el hombro, puedes comunicarte al número 995 066982 o escribir a info@nietositinerantes.org). //

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