NUEVO RUMBO. Retirado del tenis profesional, Lucho Horna pasa sus días en Punta Hermosa y divide su tiempo entre el trabajo, la familia y los entrenamientos. Se alista para correr, en mayo, su primera carrera de altura en Huaraz. Recorrerá 45 km de subida entre las montañas, a casi 2 mil metros en ascenso. (Foto: Sebastián Castañeda/Anthony Niño de Guzmán)
NUEVO RUMBO. Retirado del tenis profesional, Lucho Horna pasa sus días en Punta Hermosa y divide su tiempo entre el trabajo, la familia y los entrenamientos. Se alista para correr, en mayo, su primera carrera de altura en Huaraz. Recorrerá 45 km de subida entre las montañas, a casi 2 mil metros en ascenso. (Foto: Sebastián Castañeda/Anthony Niño de Guzmán)
Jorge Chávez Noriega

Saturado de la vida en pan­demia en la ciudad, Lucho Horna (Lima, 1980) se mudó a Punta Hermosa por tiempo indefinido. Sentía que, junto a su esposa y tres hi­jos, necesitaba respirar otro aire. “Como política familiar estamos haciendo cuarentena todo el tiempo. El único que sale, por trabajo, soy yo”, comenta el extenista desde su casa de playa, donde acondicionó un espacio con una bicicleta indoor para mantenerse bien físicamente, sobre todo en los días de estricto aislamiento. La embestida que sufrió de un taxi hace un año, mientras manejaba bicicleta en La Molina, le obligó a re­plantearse su modo de entrenar. Desde entonces, no ha tenido una raqueta en­tre sus manos, pues tuvo que operarse de una fractura en la muñeca. El acci­dente lo marcó profundamente. “Sentí que toda mi vida pasó por un segundo en mi cabeza. De verdad lo sentí. Fue un choque emocional muy duro”.

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