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(Foto: Karen Zárate)
Vanessa Cruzado Alvarez

Fui a verlo y no lo vi. Me explico: le pedí a que corriera. Parpadeé y ya no estaba. Una vez compitió contra una combi y ‘le ganó’. Fue en un comercial de hace tres años –que puede ver en YouTube– donde se quería demostrar lo que él ya había probado: ser el atleta nacional más rápido del Perú. Su marca, de 10s:30c, fue seguida como si se tratara de un milagro. Sucede que el último récord peruano, registrado en 1977, fue el de Fernando Acevedo: 10s:43c. Sí, cuando aún primaba el blanco y negro en la televisión. La historia del velocista de 25 años es un gran ejemplo de cómo con esfuerzo, dedicación y teniendo a las personas correctas al lado, se puede llegar lejos.

-PRIMEROS PASOS-
Su interés por el atletismo empezó a los nueve años, cuando Luis Gala, profesor del colegio José María Arguedas de Surco, notó las cualidades que tenía al correr. “Él me hizo descubrir este deporte, que poco a poco me fue gustando”, recuerda el velocista nacional.

Comenzó a entrenar en las tardes, pero no con la frecuencia que habría querido. Desde su casa, en la urbanización San Roque (por la avenida El Carmen) hasta el estadio barranquino Luis Gálvez Chipoco, hay aproximadamente 20 minutos de camino en auto. Debido a la complicada situación económica familiar, Andy, el último de cinco hijos, iba a pie hasta su destino. “Tenía amigos que también entrenaban allá. Nuestro punto de encuentro era el parque de la avenida El Sol y desde ahí corríamos”, comenta entre risas y con cierta nostalgia. “Llegábamos contentos porque era lo que nos gustaba”, agrega. Gala, tras conocer la situación, los apoyaba con los pasajes. Martínez entrenaba hasta con zapatos del colegio. Una vez más, ‘el profe’ tuvo un noble gesto: le dio sus zapatillas para correr. “Creo que eso me motivó. El esfuerzo que hacía para llegar a las competencias me hizo más fuerte”, reflexiona el atleta.

Su carrera tuvo un alto. A fines de 2009, cuando tenía 16 años, Andy sufrió un desgarro en la pierna derecha y dejó los entrenamientos. Durante ese período, sin embargo, se vio seducido por el ‘deporte rey’. En abril del siguiente año, intentó cambiar las pistas de carrera por un campo de fútbol. “Tenía un primo en el Juan Aurich y le pregunté cómo era el proceso [para unirse]. Hice las pruebas y quedé en la selección de menores”, cuenta. Obtuvo el puesto de delantero. Esta experiencia duró cuatro meses. Gala –que se convirtió en su amigo– estuvo ahí para convencerlo de regresar al atletismo. Y no se equivocó.

-DE VUELTA A LA PISTA-
En octubre del 2010 se llevó a cabo el Campeonato Juvenil Sudamericano en Chile. Fue la primera vez que Andy representó al Perú en una competencia internacional. Su preparación fue de menos de un mes, pero logró el récord nacional de menores en 200 metros planos –hasta ahora vigente–, con 22s:22c. Su emoción al recordar que ganó la medalla de plata es la misma que cuando la obtuvo. Andy, sin embargo, decidió probar en la categoría de 100 metros planos por recomendación de Luis Gala, su –ahora– entrenador. Cuatro años después, el consejo dio frutos.

Para el Iberoamericano de São Paulo, en Brasil, logró lo que nadie había podido hacer en 37 años: superar en 13 centésimas a Acevedo. “Es la alegría más grande que he tenido en el deporte”, rememora aún anonadado. Ese mismo año participó en cuatro Grand Prix –Chile, Bolivia, Perú y Colombia– y en todos estuvo en el podio.

Un sinsabor vino en 2015, para los Juegos Panamericanos de Toronto. Pese a tener la marca, el surcano no consiguió cupo. Encima, sufrió una pubalgia (lesión en la ingle). “Parece mentira, pero eso me motivó. Hizo que trabaje más duro”, comenta. Lo demostró al año siguiente, cuando se presentó al Grand Prix en Bolivia y volvió a dejar el nombre de Perú en alto. Rompió su propio récord en la prueba de 100 m, con 10s:28c. En la de 200 m también batió la marca nacional, con 20s:58c. Resultado que, sin embargo, no fue suficiente para clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016. “Eso me chocó un poco más que Toronto”, admite, “pero aún debo seguir”. Con un entrenamiento de entre tres a cinco horas de lunes a sábado, Martínez se prepara para los Juegos Panamericanos, el evento multideportivo internacional, a realizarse entre el 26 de julio y el 11 de agosto en la capital. “Estar entre los ocho más rápidos a nivel iberoamericano en sería increíble”, señala. Y a eso apunta. El resultado, confiesa, lo ayudará a tener un mejor panorama de desempeño para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Algo que se debe resaltar es que el deportista no trabaja para seguir manteniendo el título del ‘hombre más rápido del Perú’. Continúa entrenando, como aquel niño de nueve años, para seguir representando al país. Desde que batió el récord hasta ahora, e incluso en esta entrevista, Andy mantiene la sencillez. “[Las medallas] son resultado del esfuerzo”, dice con una sonrisa tímida. Timidez que no se ve en la pista de carrera porque una vez que corre, se esfuma. Desaparece. Como si fuera una estrella fugaz. //

DATO:
Andy Martínez compite el próximo martes 6 de agosto en el Estadio Atlético. Apunta a estar en el podio de Lima 2019.

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