De izq. a der.: Gonzalo Lora, María Celeste Lujón, José Arana, Milagros Onofre, Henry Saldaña y José Chiroque son la última generación de becarios Ankay en la PUCP. (Foto: Paola Velarde / Ankay)
De izq. a der.: Gonzalo Lora, María Celeste Lujón, José Arana, Milagros Onofre, Henry Saldaña y José Chiroque son la última generación de becarios Ankay en la PUCP. (Foto: Paola Velarde / Ankay)
Vanessa Cruzado Alvarez

Hay un pasaje en la vida de Jason Olivares (25) que definió su futuro profesional. Era octubre de 2010 y su promoción hablaba sobre la vida después del colegio. De los 40 alumnos, solo cinco –incluyéndose– se veían siguiendo una carrera universitaria. El panorama cambió cuando, semanas después, una asociación fue a la institución educativa Stella Maris, de Villa María del Triunfo, para reclutar a jóvenes talentos. De no ser por ese momento, Jason no fuera hoy un egresado de la carrera de Economía en la Pontificia Universidad Católica del Perú. El escenario fue similar con Andy Flores (25), ingeniero electrónico, y Jefferson de la Cuba (25), ingeniero civil. Ellos, junto a otros cuatro muchachos, conforman la primera generación de becarios egresados de la PUCP.

Ankay, que en quechua significa ‘volar’, nació en 2008, cuando Kristian López, Sandro Parodi y Carlos Vargas apostaron por jóvenes con dificultades económicas para que estudien en las universidades más prestigiosas del país. Ese mismo año llamaron a la actual ministra de Economía María Antonieta Alva, de entonces 23 años, para que asuma la coordinación del proyecto. Lo que ofrecen, vale decirlo, es más que un financiamiento. “Hay un acompañamiento para que [los becarios] saquen su máximo potencial. Ha sido fundamental para ver el éxito. Además, ayuda a generar un sentido de comunidad muy bonito”, cuenta Vanessa Banchero, coordinadora general de Ankay, cargo que asumió en julio del 2012 tras la salida de Alva.

Vanessa Banchero y Natalia Dongo-Soria (en el medio) trabajan en Ankay desde 2008, cuando María Antonieta Alva las llamó para unirse a la asociación. (Foto: Paola Velarde / Ankay)
Vanessa Banchero y Natalia Dongo-Soria (en el medio) trabajan en Ankay desde 2008, cuando María Antonieta Alva las llamó para unirse a la asociación. (Foto: Paola Velarde / Ankay)

-TODOS PARA UNO-

El acompañamiento arranca desde la etapa de preparación. “La enseñanza fue bastante personalizada. Teníamos talleres de refuerzos, charlas psicológicas para manejar los nervios y el estrés [por el examen]”, cuenta Gonzalo Lora (19), estudiante de Gestión y Alta Dirección. Una vez en la universidad, acuden a sesiones psicológicas mensuales. “Podemos decir cómo nos va, qué sentimos. Si tenemos algún problema, la psicóloga se da un tiempo para nosotros porque también somos personas y es bueno que eso lo tengan en cuenta”, añade María Celeste Lujón, futura economista.

La beca ankay cubre desde la preparación a la universidad hasta la titulación. además, ofrece talleres para desarrollar el potencial de sus becarios.


La asociación también los guía durante el proceso de prácticas preprofesionales. En los primeros años, la ministra Alva apoyaba personalmente a los becarios. “Gracias a ella, escogí mi especialidad”, recuerda Jefferson de la Cuba. “En una reunión, Tony –así la llama su círculo cercano– me preguntó si ya había pensado dónde hacer mis prácticas. Le dije que no y me contó que su papá tenía una consultora en ingeniería geométrica, que en el país no está tan desarrollada. Ella me dio pie a seguir la especialidad que ejerzo ahora”, añade.

En los primeros años de Ankay, las reuniones bimestrales se solían realizar en casa de la ministra Alva. Ella asesoraba personalmente a los becarios. El contacto con ella aún se mantiene. (Foto: Ankay)
En los primeros años de Ankay, las reuniones bimestrales se solían realizar en casa de la ministra Alva. Ella asesoraba personalmente a los becarios. El contacto con ella aún se mantiene. (Foto: Ankay)

-EL CAMINO-

La beca Ankay es especial. Al cubrir gastos desde la preparación hasta la titulación de los estudiantes seleccionados, sus convocatorias no son anuales y sus cupos son limitados. De hecho, el último proceso fue en el 2017. La asociación espera recibir nuevos talentos el próximo año. Por el momento, sigue enfocada en sus últimos becarios. Los talentos, por su parte, alientan a que más jóvenes se interesen por una educación superior. “Tener una beca es un camino largo. No sabes qué va a pasar. El apoyo de la familia es importante, pero todo parte de uno mismo”, aconseja Andy Flores. Lo que esta asociación hace es cerrar la brecha y brindar educación de calidad para todos. //

SEPA MÁS

Ankay ofrece becas integrales para estudiar en la PUCP y la Universidad del Pacífico. Si desea contribuir con la educación de los jóvenes talentos, puede aportar a la cuenta soles –con el mismo nombre de la asociación– en el BCP: 1-931-854-545076.

Para afiliarse a la Red Ankay, puede escribir a .

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