PERÚ, ESPAÑA 82. El ‘Diamante’ pudo tener el número 10 en una reciente lista para el Congreso. Al final, desistió. La foto es parte del libro Mundialistas, del diario El Comercio.
PERÚ, ESPAÑA 82. El ‘Diamante’ pudo tener el número 10 en una reciente lista para el Congreso. Al final, desistió. La foto es parte del libro Mundialistas, del diario El Comercio.
Pedro Canelo

A pesar de estar alejado de los camerinos, Julio César Uribe vive en permanente charla técnica. Frente a un café de San Isidro, nos cuenta cómo fue esa táctica fija para alcanzar la vida que tanto imaginó. Siendo un apóstol de los sueños alcanzados, entiende muy bien por qué Paolo Guerrero buscó el gol de la habilitación mundialista hasta que se jugaban los minutos de descuentos. 

“Que podamos contar con Paolo para el Mundial es la mejor noticia que podría haber recibido el Perú en los últimos tiempos. Ahora sí estamos completos”, explica el ‘Diamante’ en esta mañana de otoño que subió su temperatura con el comunicado oficial del Tribunal Federal Suizo. 

Fue uno de los futbolistas más talentosos de la última selección que hemos tenido en una Copa del Mundo. Las postales de su mejor juventud aparecen en el libro Mundialistas, editado por este Diario. “No hay un ser humano que sea dueño de la historia. Hemos sido parte de la historia. Nadie puede hacer la historia solo”, recuerda Uribe antes de establecer una distancia entre las decisiones (e indecisiones) que se tomaron antes de España 82 y la ruta señalada por Ricardo Gareca en las semanas previas a Rusia 2018. 

A ese último equipo mundialista del 82 se sumó al final del camino Teófilo Cubillas, en medio de polémicas y distanciamientos. Uribe pide no compararlo con el regreso de Guerrero a la selección después de siete meses. “He dicho en muchos lugares que la historia nos dividió por intereses personales a Teófilo y a este servidor. Éramos un grupo espectacularmente unido; en el Mundial 82 esa unidad se rompió por intereses personales, donde el manejo de los egos desbordó el interés colectivo. Lo de Paolo hoy es distinto. Guerrero es una solución en lo futbolístico y anímico, no puede ser un problema”, recuerda el ‘Diamante’. 

La unión del plantel que estará en Rusia 2018 es un valor agregado, según este ex jugador, técnico y hoy comentarista de la cadena internacional Fox Sports. “Ricardo debe estar más que feliz con la noticia de Paolo Guerrero. Ha vuelvo un capitán ejemplar e impecable. Sin embargo, no confundamos términos: Paolo es el capitán; el líder es Gareca, sin dudas”, explica Uribe. Para el hombre que fue podio junto a Maradona y Zico en la elección al mejor jugador sudamericano de 1981, Paolo Guerrero hizo una buena pretemporada en Argentina, así que no debería tener problemas en ser titular en los próximos amistosos que tendrá la selección nacional mañana ante Arabia Saudita y el próximo sábado ante Suecia.  

Políticamente correcto
Dentro de los elogios hacia un capitán peruano que vuelve, Julio César destaca la persistencia en busca de un sueño. Él se siente así, él se define así. “Yo provengo de un extracto social muy humilde. Crecí en Barrios Altos, dormí en la misma cama con mis seis hermanos. Dormíamos tan apretados que soñábamos lo mismo”, dice entre risas, aunque sin alejarse de ese discurso firme donde aclara en entrevistas y auditorios que su éxito fue también una sana obsesión de querer ganar siempre. 

Como buen hombre de fútbol, Uribe siempre quiere estar convocado. Como futbolista, como entrenador, como escritor –Un mensaje para los carasucias (1991)– y ahora como panelista de un agitado programa de conversación deportiva. ¿Qué posición le falta a este ‘Diamante’ para seguir brillando? “Yo podría haber sido el ‘10’ de un partido político hace poco tiempo. Al final cambiaron de ‘10’ porque decidí no ingresar a ese escenario. Hice un focus group con seis amigos y me dijeron que no entre a ese mundo porque era muy sano. Mi esposa, mi patrona, me dijo que evalúe si valía la pena perder nuestra tranquilidad. Suficiente”, cuenta sin sentimiento de culpa. 

Competitivo, reposado y lejos de cualquier posibilidad de polémica, así vive Julio César Uribe Flores sus días sobre sets de televisión. “La imitación de JB suavizó mi imagen”, dice antes de irse caminando por un parque sanisidrino inmenso y vacío. El ‘Diamante’ se despide asegurando que está entero, que se cuida mucho y que está cómodo en el periodismo, aunque su esencia es la dirección técnica. Lo verán volver, tiempo todavía tiene. Uribe está tan distendido que hoy hasta organiza karaokes en cámaras. Todavía sin excesivo desgaste ni abundancia de canas, Uribe –nacido en 1958– está escuchando las mejores canciones de sus años 60. 

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