Gina Minaya tiene 34 años y trabaja para la Diresa-Piura. La moto se la compró con su propio sueldo. (Foto: Archivo Personal)
Gina Minaya tiene 34 años y trabaja para la Diresa-Piura. La moto se la compró con su propio sueldo. (Foto: Archivo Personal)

No sabía montar motocicleta hasta mayo, pero tuvo que aprender, una que otra caída de por medio. La licenciada en enfermería Gina Minaya Cruz (34) decidió comprarse una para cumplir con mayor eficacia y rapidez su trabajo al tener que ir a vacunar a adultos mayores de alto riesgo que vivían en caseríos alejados de la zona del Medio , en la afueras de la ciudad. Lo hizo por su cuenta, por vocación de servicio. Ella labora para la Dirección Regional de Salud (Diresa) de esa región.

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Foto: Archivo Personal
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Así, uniformada y con las vacunas en un termo bien amarrado al vehículo, ella enrumba a las casas de unos 30 o hasta 40 abuelitos al día. “Si no fuera en moto tendría que ir caminando y vacunaría menos. O sino habría tenido que hacer publicidad para que ellos fueran a un punto de encuentro y con las justas muchos de ellos pueden movilizarse. Con mi moto puedo ayudar a más gente y de forma segura”, narra.

Minaya es tumbesina, pero vive hace ocho años en Piura. Antes de que empezara la pandemia, ella se dedicaba a vacunar a menores de cinco años de edad. Una convocatoria en la Diresa para ayudar a atender la emergencia hizo que ella postulara. “Mis compañeras generalmente van a pie. Yo lo he hecho antes y toma demasiado tiempo. Prefiero ir donde están las poblaciones vulnerables para aplicar vacunas de influenza y neumonía. La inversión de la moto para hacer mejor mi trabajo es mi pequeño grano de arena”, le cuenta a Somos al finalizar su jornada. //

Foto: Archivo Personal
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