Sheila Alvarado (1979) nació en Lima y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ha escrito e ilustrado ocho libros que han transitado por la literatura infantil y la poesía. También canta.
Sheila Alvarado (1979) nació en Lima y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ha escrito e ilustrado ocho libros que han transitado por la literatura infantil y la poesía. También canta.

La casa de Sheila Alvarado siempre fue un mini Perú. Su papá es de Huánuco, tocaba la guitarra y a ella le heredó su interés por las plantas nativas. Su mamá, de Ica, también depositó en la ilustradora y escritora su pasión por leer, especialmente, leyendas originarias de todo el territorio patrio. La buena señora que cocinaba en casa era de la selva. Por eso, Sheila conoce bien de la gastronomía al este de los Andes. A ella le compartieron saberes desde el inicio de sus días. Ahora quiere hacer lo mismo desde sus trincheras, el arte y la literatura. De ahí que publica Un cuento y una canción, su octavo libro, a presentarse el 3 de agosto en la sala Clorinda Matto de Turner de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Lima. 

“Una mamá despierta a su hija. La cambia hermosa y le dice que van a ir al río. Demorarán varias horas, por lo que le narrará un cuento. ‘Mejor cántame una canción’, le pide la pequeña. ‘Mejor te narro un cuento sobre una canción’”. Así resume Alvarado el inicio de la trama que ha creado y dibujado. Y sigue: “La mamá, entonces, detalla la historia de una huerfanita llamada Warmi, la cual solo posee el charango que le dejó su papá y la pollera que le dio su mamá. Warmi solo se sabe una canción, pero es tan triste que nadie quiere oírla. Ella emprende, pues, un viaje por la sierra y la ceja de selva, conociendo personajes fantásticos, en el que terminará por descubrir cómo transformar el espíritu de esa canción en uno más feliz”. Los relatos de las dos chicas se unen en un punto y... lo dejamos ahí. “El mensaje tiene que ver con cómo uno puede siempre cambiar el tono y hasta el final del camino”. 

El libro usa palabras en quechua y contiene un glosario. Las referencias culturales, además, tienen que ver con las experiencias de la autora. “He hecho investigaciones sobre la flora y la fauna del Perú. Tengo amigos historiadores, biólogos, antropólogos, con los que me nutro todo el tiempo. He estudiado quechua. Si los chicos que leen el libro se quedan con la curiosidad por aprender más del idioma o se preguntan por qué usamos ciertas trenzas así o qué son las sirenas, entonces me sentiré satisfecha. Compartir, ahí está la clave de todo”. 

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