Fabiola Herrera, la peruana que luchó contra todo obstáculo para vivir del fútbol
Fabiola Herrera, la peruana que luchó contra todo obstáculo para vivir del fútbol
Arturo León

Hace menos de 5 meses que transita por las calles de Bogotá como una ciudadana más. Va al trabajo (entrenamiento) todos los días, hace compras en el supermercado una vez por semana, va al cine y hace turismo cuando puede, paga su cuentas a fin de mes, tiene un grupo de amigas a las que ve con frecuencia y ya está haciendo planes para sus próximas vacaciones. Por años, Fabiola Herrera anheló tener la vida de cualquier futbolista varón que recibe un sueldo todos los meses por patear una pelota. Hoy lo puede hacer y en uno de los clubes más grandes de Colombia: Millonarios F.C.

El camino para llegar a este momento de su vida no fue fácil. Todo comenzó cuando tenía 16 años y estaba por terminar la secundaria. Tenía dos opciones: seguir sueño, es decir, ser jugadora profesional de fútbol o estudiar diseño gráfico, su otra pasión. Siempre se inclinó por lo primero pero había muchos obstáculos por superar: primero, la negativa de su madre. Segundo, el casi nulo desarrollo del fútbol femenino en el país. No importó. Ganó su amor por el deporte que practicaban su hermanos cuando era pequeña -uno de ellos es Jhoel Herrera, conocido lateral derecho del medio nacional-.

Fue él quien le dio el impulso que ella necesitaba. "El preparador físico que en ese entonces lo entrenaba a él, era el mismo que estaba en la selección femenina Sub 20. Le dije: hermano ayúdame. Me consiguió una prueba y me quedé. Creo que si no fuera por él, no hubiera cumplido mi sueño. No lo sé, en verdad", cuenta Fabiola, de 32 años, vía telefónica.

Como defensa central -aunque también puede jugar en el mediocampo como volante ancla- saca a relucir lo de sus atributos dentro del campo: es rápida, ruda, segura en la marca, experta en anticipar y muy buena para salir jugando. De todo eso se dieron cuenta agentes colombianos que la observaron en dos amistosos que jugaron Perú y Colombia de cara a los Juegos Panamericanos Lima 2019. Recibió el llamado de Millonarios, le ofrecieron un buen contrató, la pensó y aceptó. Llegó a un país donde el fútbol femenino es otra cosa. "Aquí está mucho más desarrollado. El último partido que jugamos fue con 12 mil hinchas. En Perú se juega a puertas cerradas", explica.

Fabiola juega en la selección peruana desde hace más de 15 años.
Fabiola juega en la selección peruana desde hace más de 15 años.

En Perú, también, es difícil vivir del fútbol. Después de 12 años de pasar por diferentes equipos, cobró su primer sueldo. Eso fue en el 2016. Antes (y también después, porque tampoco es que se pague mucho) de eso, tuvo que arreglárselas para ser una persona productiva en la dura carrera que eligió. Estudió para ser entrenadora de menores y obtuvo ganancias por eso, se hizo de varios cachuelos como jugadora de fútsal y luego decidió fundar su propia academia.

"El fútbol femenino necesita apoyo", me dice. Y repite esa última palabra en más de una ocasión. "Creo que ni los familiares pueden ir a ver los partidos de las chicas. Necesitamos que el público las vea, que la gente sepa que existe mucho talento. Y también sería bueno que las empresas privadas se sumen", dice la jugadora de Millonarios, equipo que en la última campaña -con ella en el plantel- llegó hasta las semifinales de la Liga Águila.

La primera experiencia de Fabiola en el extranjero ha sido exitosa. Aunque, admite, ella y sus compañeras se han quedado con un sabor amargo por no llegar a la final del torneo.

Aunque ha cumplido un sueño, no todo es perfecto. Ir a Colombia significó una decisión complicada porque cuando la llamaron estaba en plena preparación para Lima 2019. Viajar obligó a que se aleje temporalmente del equipo peruano. Hizo todos los trámites para que Millonarios le diera permiso y, cuando lo obtuvo, el entrenador peruano decidió no convocarla.

"Vi todos los partidos, me emocionó bastante su participación y estuve siempre en contacto con ellas para darles mi apoyo. Si bien los resultados fueron complicados, me siento orgullosa de ellas porque hicieron un gran trabajo", asegura Fabiola.

La llamada por WhatsApp está por terminar. Son 5 para las 9:00 a.m., hora en que inicia el entrenamiento. Ya se escucha la bulla de los autos de Bogotá, una de las ciudades con más tráfico en el mundo, el sonido ambiental de fondo es mucho más fuerte. Fabiola se despide para hacer lo que más le gusta: jugar al fútbol. Es un hobby, sí, pero también su trabajo.

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