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CORREDOR. Miguel León en la nueva pista atlética de la Videna, parte de la gran infraestructura de última generación que se ha preparado para Lima 2019.
Oscar García

Con esa leve carraspera que los 92 años le han regalado, Miguel León Pizarro piensa cuánto han cambiado todo desde sus épocas como joven velocista. Eran otros tiempos y también otras zapatillas. “Corríamos en pista de ceniza y con un calzado que tenía clavos en las suelas”. No eran toperoles de chimpunes, aclara, eran clavos. Desde la remozada Villa Deportiva Nacional, en San Luis, sede de los Panamericanos Lima 2019, don Miguel se ve confrontado con el tiempo. Hace una pausa mientras aprecia la nueva pista atlética, los modernos edificios, y regala otro recuerdo. “Una vez me tuvieron que prestar unas zapatillas. El brasileño que me las dio calzaba como 50, creo, así que tuve que ponerme cuatro medias en cada pie para poder encajar”, dice y se carcajea.

León Pizarro fue parte de la delegación de 82 deportistas peruanos que nos representó en la histórica primera edición de los Juegos Panamericanos, en Buenos Aires, en 1951. Pocos de esa promoción sobreviven hoy, reconoce. Recuerda a muchos de sus compañeros de grupo que ya no están, como Hernán Alzamora, que fue medalla de plata en decatlón en dicha competencia. A su mente acude otro nombre: Julia Sánchez, la primera atleta peruana en ganar una medalla de oro en ese evento. Ella le ganó en 100 metros planos a su rival, la estadounidense Jean Patton.

Aquella fue la mejor participación que tuvo el país en los panamericanos, si se atiende al medallero: dos preseas de oro, cinco de plata y siete de bronce. León Pizarro, que es tío abuelo del futbolista Claudio Pizarro, estaba aún en sus primeros veintes cuando le tocó viajar hasta Buenos Aires con la comitiva nacional. Respaldaban su presencia las medallas en torneos sudamericanos y bolivarianos que empezaba a acumular en su vitrina.

Miguel León.
Miguel León.

La vocación de corredor la descubrió como jugando, literalmente, pues en el colegio no había quién lo atrapara en el juego de policías y ladrones. Al mismo tiempo, cuando le tocaba perseguir, no se le escapaba nadie. Sin saberlo, el juego marcaría un derrotero premonitorio: se hizo policía y se retiró en 1980, con el grado de comandante. En aquellos Panamericanos inaugurales, León no llegó a subirse a ningún podio, pero igual atesora el recuerdo de esos días con orgullo por sus compañeros, que tuvieron mejor suerte en el medallero.

PROMOCIÓN DE ORO
La delegación peruana llegó a la capital argentina en febrero de 1951 y casi de inmediato se hospedó en el Colegio Militar, en la villa deportiva que se había construido. La infraestructura era modesta, dice, nada que ver con lo que se ha implementado para Lima 2019. Vecinos del team peruano eran los haitianos, rezan las crónicas de la época. Una vez establecidos, El Comercio relata que un grupo de deportistas peruanos fue a rendir honores a un monumento del libertador José de San Martín.

León recuerda más la vez que la mismísima Evita Perón llegó hasta la villa para departir con todos los atletas. Acaso habría preferido que los fuese a saludar su admirada Libertad Lamarque. Buenos Aires estaba llena de lemas y consignas políticas en honor al populista Domingo Perón. Recuerda mucho haberse impresionado al ver las tandas de camiones que llegaban por las tardes, cargados con carne de vaca, para regalar a discreción a la gente.

En esos Panamericanos, el atleta Javier Piqueras Sánchez Concha fue medalla de plata en salto con garrocha. Aunque el triunfo que más resonó fue el de Edwin Vásquez, primer campeón panamericano peruano, en la especialidad de tiro. Culminado el torneo, la delegación peruana fue homenajeada en Lima, en ceremonia presidida por el presidente Manuel Odría. Pasarían muchos años hasta que otra generación, en 1975, volviera a alcanzar la gloria del oro de los juegos.//

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