Jefferson Farfán cerró el triunfo peruano ante Escocia. (Foto: FPF)
Jefferson Farfán cerró el triunfo peruano ante Escocia. (Foto: FPF)
Carlos Salas Abusada

Como los actores que luego de años de protagonizar la serie pasan a papeles menos estelares en otras producciones, llega a Rusia 2018 no como la figura de Perú sino como un jugador de perfil más secundario. ¿Suplente? Sí, hoy lo es. Y si bien lesiones o cambios de último minuto podrían variar su situación, lo cierto es que hoy la 'Foquita' espera su chance mirando desde la banca. Al lado de Gareca y de frente a los once titulares.

Aquí cinco puntos que explican la suplencia de Farfán:

1. Lo ven como ‘9’, no como extremo. Y de ‘9’ el titular indiscutido es Paolo. Gareca considera que esta versión de Farfán ya no tiene la fuerza física para hacer el recorrido por banda y lo quiere de punta, haciendo daño cerca del área, a partir de sus indiscutibles condiciones técnicas. Los tiempos en que si jugábamos contra Argentina lo ponían a chocar con Di María o si enfrentábamos a Ecuador era duelo seguro con Montero han pasado. Es punta o nada. El tema es que Perú solo juega con un atacante nominal en su ya clásico 4-2-3-1 y ese es Paolo. Ni los 14 goles en 32 partidos de la ‘Foca’ en el Lokomotiv cambian hoy la idea.

2. El Perú de memoria sale sin él. La racha de 14 partidos invicto se inició en 2016. Desde entonces y, salvo imponderables, Perú ha jugado con un punta (Paolo) y tres llegadores que se intercambian posiciones (Carrillo, Cueva y Flores). Fuera de su malentendido con un integrante del cuerpo técnico, Farfán perdió prioridad por la falta de continuidad en su club. Cuando la retomó, fue titular de Perú solo cuando uno del once base faltó. Gareca, en eso, es de mover poco. Tiene que haber una diferencia muy grande entre el nivel de un jugador y de otro para que haga un cambio radical. ¿Un ejemplo? Advíncula en lugar de Corzo.

3. Prefieren a Carrillo y Flores a los costados. El Farfán de los tiempos de Markarián (2010-2013) arrancaba por derecha y podía terminar como ‘9’. Hacía todo el trabajo de banda y era una fortaleza. Entre la Eliminatoria pasada y esta no solo pasaron cuatro años sino también una fuerte lesión. Su salida de la banda coincidió con la irrupción de Carrillo y Flores, quienes crecieron al punto de que se adueñaron de las bandas derecha e izquierda del seleccionado, respectivamente. La ‘Culebra’ juega poco en Watford, pero con Perú eleva ese nivel (fue figura contra Arabia). Ni hablemos de ‘Orejas’, mil veces más goleador de blanquirrojo que en su club danés. Al revés de otros tiempos donde los jugadores de club no brillaban con Perú o hoy parece ser diferente. Y estos son dos casos.

4. Solo es titular en el plan B. Relegar a Farfán a la banca es guardar, al menos en el inicio, una de las variantes más potentes de la selección para revertir un mal partido. Cuando Gareca sintió que debía ir por todo (como contra Nueva Zelanda en Lima por el repechaje), prescindió de Yotun, retrasó a Flores y permitió un 4-2-2-2 que juntaba a la ‘Foca’ con el otro punta. Aquella vez fue Ruidíaz. Hoy podría ser Paolo. Juntos en la era Gareca han marcado 11 goles en 12 partidos (7 Guerrero, 4 Farfán). No es poco. No se espera esa movida de arranque ni contra Dinamarca ni contra Francia. Quizá sí ante Australia, cuando haya que definir el pase a octavos.

5. Sabe su nuevo rol y lo acepta. Hoy Perú no es Farfán y diez más. Lo fue en otras etapas, no ahora. El grupo le demostró que puede sin él y cuando le tocó volver lo hizo en el mejor plan, es decir, dispuesto a aportar desde donde le toque. Antes de jugar contra Bolivia en 2017, cuando se le llamó de emergencia por la suspensión de Paolo, le explicaron por qué y para qué lo querían de vuelta, y él aceptó. La madurez de sus 33 años permite que ponga delante al plantel y no a su ego. Si le toca esperar –eso parece-, lo hará callado y con buena cara.

Contenido Sugerido

Contenido GEC