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Johan Cruyff fumaba en el vestuario. Usain Bolt lloraba antes de correr. André Agassi usaba peluca y cuando jugaba al tenis rezaba porque no se le caiga. Todos los héroes deportivos de la historia tienen un lado que los humaniza. También les da gripe, también les salen legañas. En 1961, el año en que se bajó de un avión para visitar por única vez el Perú, el actor Johnny Weissmüller (1), el Tarzán más querido de la historia de cine, cinco veces medallista de oro olímpico, también dejó ver que el Rey de la selva descansa. Se jubila. El fotógrafo de El Comercio que llegó hasta el hotel en San Isidro donde se hospedaba, hizo clic justo en el momento en que Tarzán era ya un hombre adulto sin rigurosas dietas. En 1961, en una foto tomada en el Perú, el hombre que vencía con sus puños a los leones africanos ahora tenía papada.
(1) Johnny Weissmüller (en realidad, Peter Johann Weißmüller), nació en Timișoara, hoy Rumania el 2 de junio de 1904. Hace unos días se recordó el 116 aniversario de su nacimiento. Falleció en Acapulco, el 20 de enero de 1984).
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Los brazos largos como remos, piernas con movimientos de delfín y un vínculo con el agua de la misma intimidad que Pelé con la pelota. Johnny Weissmüller nació hace 116 años y desde que un publicista en Estados Unidos lo descubrió para comerciales de la marca de ropa interior BVD, se hizo leyenda: a los 32 años fue elegido para ser Tarzán, el personaje de ficción cuya biografía es, por lo menos, polémica: luego de perder a sus padres en la selva africana, fue adoptado por unos simios en la selva africana -los “mangani”- los cuales lo bautizan con otro nombre -Tarzán, “hombre blanco”- y le enseñan todas esas habilidades por las que ejércitos de documentalistas se internan en las selvas más peligrosas: cazar, trepar árboles, guarecerse bajo tormentas, convivir en la jungla. Su carrera en el cine empieza con la película de 1932, Tarzán de los monos, de la MGM y luego hizo 5 más. Fue entonces un nadador olímpico que lo ganaba todo y un superhombre que sobrevivía en la selva alimentándose de frutas.
Cuando llegó al Perú, y pasó en la capital desde la semana del 24 hasta el 31 de marzo, una era la gran curiosidad de los reporteros que lo fueron a recibir, según se puede leer en los reportes de El Comercio: ¿de dónde salía ese grito? ¿Era real o pura mentira? ¿Era su voz?
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Tarzán, Johnny Weismüller, iba a dar una respuesta en el lugar más televisivo del país: los estudios del canal 13, Panamericana TV.
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ASÍ SE OÍA EL GRITO DE TARZÁN EN LA SELVA:

LA VISITA DE TARZÁN A LIMA EN FOTOS:

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¿Por qué vino al Perú Johnny Weissmüller? La nota en El Comercio así lo cuenta: “El actor y nadador Johnny Weismüller, conocido mundialmente como Tarzán, visitó Lima en marzo de 1961. Su estadía en la capital se debió a la invitación de Pablo de Madalengoitia, conductor del programa de televisión “Esta es tu vida”. ‘Tarzán’ participó como parte del homenaje al nadador peruano Walter Ledgard”. El tour limeño de Tarzán incluyó: 1) Almuerzos en un hotel de San Isidro. 2) Visita a los alumnos de la academia del Brujo Ledgard en el mismo distrito. 3) Presencia en los estudios de Panamericana TV en horario estelar, el 24 de marzo de ese verano.
Fue precisamente aquí, en el poderoso canal 13 de los hermanos Delgado Parker, que Tarzán, “el hombre mono que tenía sangre azul y vivía entre las fieras más salvajes de la jungla” (poesía del reportero que hizo la nota), respiró profundo, se acomodó la corbata y delante de don Pablo de Madalenoitia y el Brujo Walter Ledgard, entonó sin parlantes el grito/arenga/símbolo de un tiempo que marcó a dos generaciones:
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El grito, que muy probablemente se escuchó en todo Jesús María -aunque no haya evidencia, solo presunción- fue el sello final de la visita de Weissmüller, que así conoció este país hermoso que también es una jungla.
Sobre el grito, la autoría, los derechos de propiedad, hay teorías y bastantes millones de dólares en juego. Lo real es que ese grito es, también, Johnny Weissmüller. También, que en 2007, los familiares del escritor Edgar Rice Burroughs, padre literario de Tarzán y los propietarios de los derechos audiovisuales se pelearon por registrarlo, sin acuerdo. El litigio tenía ya 10 años de vida.
Pero eso no ha impedido que los más fanáticos de la historieta tengan ese grito como ringtone.
Así fue la visita del hombre que se había hecho celebridad por salir en calzoncillos en el cine.
’TARZÁN EN EL COMERCIO:
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