(Foto: El Comercio)
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Manuel Contreras

Según el actual CEO de Apple, Tim Cook, . Lo dijo en una entrevista con el medio francés Konbini, en el 2017. Mucho antes que él, Steve Jobs ya lo había expresado. “Creo que todo el mundo en este país debería aprender a programar un ordenador… porque te enseña a pensar”, opinó ante cámaras (). Pero no solo en Apple piensan así: Mark Zuckerberg, Bill Gates, Jack Dorsey y varios líderes tecnológicos más creen lo mismo ().

Se trata, pues, de un lenguaje más que nos conecta con el mundo y que es además fuente de innovación. De hecho, son varios los países que han tomado conciencia de ello y vienen implementando cursos de en los colegios. En Estados Unidos, por ejemplo, Barack Obama impulsó su enseñanza en las escuelas y lo anunció el 2016 en un discurso que llegó a oídos de Alonso Mujica, ingeniero industrial que en ese momento ya andaba metido en un emprendimiento tecnológico llamado Timov.

Para entonces Mujica ya se había dado cuenta de la cantidad de puestos que no se cubrían en trabajos relacionados a la programación por falta de especialistas. Sus amigos programadores siempre andaban rechazando trabajos por falta de tiempo. “La demanda de profesionales no va a parar porque la transformación digital y la virtualización de procesos no se van a detener, son cosas que se están acelerando mucho. No estamos produciendo suficientes profesionales para cubrir la brecha”, asegura el ingeniero.

Así, eso que ya sabía Mujica, terminó de tomar forma cuando escuchó al expresidente de los Estados Unidos. Y entonces supo qué hacer: llevar la programación a los escolares peruanos.

ASÍ NACIÓ SILABUZ

Con el problema claro y la intención de trabajar en una solución, Mujica dejó todo lo que estaba haciendo en ese momento y fundó ese mismo año Silabuz, una startup cuyo objetivo es acercar la programación y las ciencias de la computación en general a jóvenes de secundaria.

Dice que creó su startup al revés. Es decir, no esperó a conseguir el financiamiento de alguna aceleradora o inversionista para comenzar, él mismo invirtió su dinero (y el de su socio) para crear Silabuz. “No hagas empresa porque quieres ganar un concurso, haz empresa porque quieres realmente hacer empresa y resolver un problema”, piensa Mujica.

Así iniciaron operaciones. Montaron el sitio web desde donde ofrecían sus cursos a jóvenes de secundaria y en menos de un año lograron hacer de Silabuz una empresa medianamente autosostenible; pero eso no era suficiente. Mujica quería llegar a más jóvenes y demostrar, además, que Silabuz podía funcionar fuera de Perú.

Fue entonces que decidieron postular a Startup Perú, Startup Chile y a un par de aceleradoras más. Para sorpresa de Mujica la única que lo aceptó fue la aceleradora del gobierno chileno. Así empezó la aventura de Silabuz en el país del sur, una oportunidad que calzaba perfecto con su idea de internacionalizar su empresa. “Crecimos. Hicimos capacitaciones a colegios estatales y algunas empresas nos compraron los paquetes para enseñar a programar a jóvenes, como parte de sus programas de responsabilidad social”, cuenta el ingeniero. Hoy, después de dos años de trabajo, puede decir que Silabuz en Chile es totalmente austosostenible.

(Foto: Silabuz)
(Foto: Silabuz)

Sin embargo, había algo que no lo dejaba tranquilo. “No puede ser que yo esté haciendo esto en otro país y no lo esté haciendo en mi tierra”, pensaba Mujica mientras visitaba las escuelas públicas de Chile. Así que este año volvió a postular a Startup Perú y esta vez lo aceptaron.

Hasta la fecha, Silabuz lleva más de tres mil jóvenes capacitados, entre Perú y Chile, en alguno de sus programas; continuamente organiza hackatones con el apoyo de universidades y otras instituciones para estimular el diseño de soluciones a través de la tecnología. Y con mucha ilusión Mujica empieza a ver resultados, entusiasmado nos cuenta sobre una aplicación llamada Safer, sobre seguridad ciudadana, y otra para movilidad escolar, que están trabajando unos chicos de secundaria, ideas que nacieron en estos encuentros con programadores.

En Perú, Silabuz ya goza de reconocimiento. Mujica ha expuesto su visión de la educación en la CADE Digital, en el Foro Diálogos para el Desarrollo, que organiza la Confiep, y en eventos de otros gremios de empresarios. Además, cuenta con un consejo consultivo de 20 profesionales, entre ellos los exministros Marilú Martens y Piero Ghezzi. “Tengo mi pequeño gabinete”, sonríe Mujica. Con ellos se reúne cada mes para presentar sus avances y exponer sus planes.

Pero el 2019 todavía no acaba para Silabuz, en unos días Mujica estará viajando a Puerto Rico, ya que fueron seleccionados en Parallel 18, la aceleradora del fondo de Ciencia y Tecnología de ese país. “Ellos te ponen una plata y un proceso de aceleración de cinco meses. Además, te ayudan a abrir el negocio en Puerto Rico y a crear empresa en Estados Unidos”, explica Mujica, quien además señala que esta experiencia les permitirá diseñar un modelo económico y de producto para llegar a un número mayor de usuarios. Todo está encaminado para que así sea.

EL RETO MAYOR

Alonso Mujica es de las personas que no se andan con rodeos. “Lo que hoy se enseña en los colegios del Perú como curso de computación es ofimática, es decir el uso de aplicaciones o software de usuario final”, comenta con evidente indignación. Una realidad que no corresponde con los tiempos que vivimos, donde la tecnología está presente en casi todos los campos laborales y es una oportunidad para resolver problemas de toda índole.

Para él, se trata de un “vacío educativo” en el que es necesario trabajar cuanto antes. En la región, Argentina y Chile ya dieron los primeros pasos hacia este cambio en el currículo educativo. Estados Unidos ya alcanzó el 40 % de escuelas donde se enseña programación, aun así es todavía una apuesta al futuro. Y es que la brecha de puestos de trabajo por cubrir aún es enorme. “Estados Unidos estima que para este 2019 un millón de puestos de trabajo relacionados a la programación no podrán ser cubiertos. Mientras que en Latinoamérica, incluyendo Caribe, esta cifra llega al medio millón de puestos de trabajo”, cuenta Mujica.

En Perú, según explica el ingeniero industrial, la discusión es bastante más amplia que hace algunos años, “pero que pase de los veinte actores que están hablando de esto al colegio yo creo que va a pasar mucho tiempo todavía”, sentencia.

(Foto: Silabuz)
(Foto: Silabuz)

Y es que se trata de un tema más profundo que implementar un curso de programación en los colegios. Para generar realmente un cambio se necesita “una gran movida”, señala Mujica. “El tema humano es fundamental. En qué momento le pides al profesor que se capacite en estos temas si la mayoría de veces tiene que trabajar en otra cosa para la supervivencia. De esa forma no vamos a poder impactar a los 8 millones de escolares que hay en todo el país”, añade.

Su idea no es convertir a los profesores en expertos en estas nuevas materias, basta con tener el conocimiento necesario para ser facilitadores de este aprendizaje. Y hacia eso apunta Mujica, que ya está trabajando en unos programas de formación para docentes por encargo de unos colegios en Trujillo. “Es algo que nos ha puesto a pensar que esta solución se puede implementar en muchos espacios más”, concluye. Que así sea.

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