Oscar García

Podrán llamarlo deporte olímpico, con la solemnidad que dicha palabra carga, pero el skate, mas allá de su evolución, será siempre sinónimo de rebeldía y de libertad contra lo establecido. Así lo entendían, al menos desde los años setenta, un puñado de jóvenes de Miraflores, de La Punta y San Miguel, quienes formaron parte de la primera generación, la más consolidada, de skaters en el Perú. En esas épocas el deporte era muy distinto, sus cultores también.

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