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JUEGOS BOLIVARIANOS 2017. Uno de los últimos torneos en los que Perú participó, antes de ser suspendido por la FIBA. La sub 19 de varones logró el bronce en Santa Marta, Colombia.
Arturo León

Lo último que se supo de la selección peruana de básquet fue... nada. Google nos da una respuesta más contundente. La primera página de resultados del motor de búsqueda arroja dos links: uno del 2017 y otro del 2014. Un par de noticias en cinco años. Así fue hasta hace unos días, cuando se confirmó que Perú no participará en este deporte durante los Juegos Panamericanos 2019. La explicación de semejante descalabro –somos los organizadores y el cupo estaba asegurado– es simple. La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), institución que pesa tanto como la FIFA en el fútbol, tiene suspendida a la Federación Peruana de Baloncesto. Los problemas que originaron el castigo son más complejos de explicar.

Si existe alguien ducho en el tema, ese es Ricardo Duarte. Su vida entera ha estado ligada al deporte de la canasta. Tanto, que en la selección peruana jugó con sus otros tres hermanos: Raúl, Luis y Enrique. Se podría decir que allá por los años 60, la familia Duarte era el 50% del equipo nacional. Pero a Ricardo se le recuerda más por un logro. O, mejor dicho, por un milagro. En los Juegos Olímpicos de Tokio 1964, el pívot –posición en la cancha que ocupan los basquetbolistas más altos– fue el máximo anotador de toda la competencia. Algo así como ser el máximo goleador de un Mundial de fútbol. En otras palabras, es una leyenda del deporte nacional. Cuando recuerda esa época, los ojos le brillan. Cuando habla de la Federación Peruana de Básquet, el rostro le cambia. Y la mano, esa que tantas canastas le dieron al Perú, no le tiembla.

¿POR QUÉ LA FIBA NOS SUSPENDIÓ?
“Esto viene de años atrás, cuando secuestraron a la federación”, afirma Duarte a Somos. ¿Qué quiere decir el jaujino de 79 años con “secuestraron”? La explicación es la siguiente. Cuando terminó el mandato del presidente Víctor Lainez (2013-2016), se convocaron nuevas elecciones. El ganador fue Javier Quezada, pero el IPD no lo reconoció, no lo validó como tal. “No fue un proceso electoral transparente”, indica Ricardo. Cuando esto sucede, el Instituto Peruano del Deporte crea un grupo de trabajo, liderado por Duarte, para ordenar la casa, hacer la inscripción correspondiente en registros públicos (algo que debe hacer toda nueva directiva para adquirir personalidad jurídica y así, entre otras cosas, recibir subvenciones del Estado) y convocar nuevas (y limpias) elecciones.

Cuando este grupo de trabajo ingresó la solicitud de inscripción a Sunarp, se dio con la sorpresa de que existían otras solicitudes –realizadas por la directiva encabezada por Quezada– que no hacían más que retrasar o poner en cola la que correspondía en ese momento por ley. De hecho, hasta ahora muchas de esas solicitudes “tapón”, como dice Duarte, siguen sin ser resueltas por la Superintendencia Nacional de Registros Públicos. “El sistema burocrático de Sunarp ha permitido que estas personas cometan abuso del derecho”, explica el ex basquetbolista. Todo este desorden lo conocía de cerca la FIBA. Así llegó la suspensión. Ahora bien, ¿quién es Quezada y por qué él y su directiva ha generado que la Federación Peruana de Básquet no tenga representante legal desde hace más de tres años?

Javier Quezada, quien no contestó nuestras llamadas, es presidente de la Liga de Básquet de Trujillo y habría sido puesto ahí, en las últimas elecciones y junto al resto de directivos, precisamente por el ex presidente Víctor Lainez, quien es acusado de graves irregularidades.

CON PRUEBAS EN MANO
Mario Ramos es entrenador de básquet desde que tiene 28 años. “Sé todo lo que ha pasado en el baloncesto peruano los últimos 30 años”, advierte. Su sueño es que el básquet peruano se convierta en un deporte profesión –hoy es solo amateur– que permita el desarrollo y crecimiento del deporte. Los últimos años ha reunido pruebas, documentos y todo lo necesario para acabar con la “corrupción que se ha apropiado de la federación”.

Él fue quien presentó una denuncia contra Lainez en el Consejo Superior de Justicia Deportiva y Honores del Deporte por malversación de fondos. La acusación generó dos cosas: 1) que Lainez fuera inhabilitado de ocupar cualquier cargo deportivo durante cinco años; y 2) una investigación de la Primera Fiscalía de Lavado de Activos que está a cargo de la fiscal Dévora Coasaca Salcedo.

Ricardo Duarte cuenta que Lainez creó, durante su mandato, una asociación paralela a la federación para beneficio personal. “Él logra que el directorio firme un documento para que se transfiera todas las facultades, activos, emblemas, etc., de la federación a la asociación que él creó. Así es como empieza a organizar torneos y cobrar derechos de inscripción, entre otras cosas”, cuenta Ricardo.
Al cierre de esta edición, no obtuvimos las respuestas de Lainez a las preguntas que accedió a recibir vía WhatsApp.

¿HAY SOLUCIÓN?
Por ahora, no. Existen dos escenarios. El primero es esperar que la Sunarp resuelva lo más rápido posible las inscripciones irregulares. Eso podría tomar años. El segundo, y más radical, es que la federación se disuelva. Que sea dada de baja por la FIBA, de tal forma que se pueda crear una nueva federación. Así estamos. //

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