Magaly Solier luce serena, sentada en el jardín de su casa en Huanta, Ayacucho, muy cerca de donde vive su madre. Viste casual y sonríe, entre árboles y frutos. En aquella tranquilidad no parece habitar el estrés que podría tener una de las actrices peruanas más requeridas y premiadas. A sus 35 años, ha sido reconocida por su talento en Canadá, México, Brasil, Portugal, Rusia, España, Francia, Bulgaria, Reino Unido o Suiza, pero sus preocupaciones son más terrenales, humanas. En los últimos meses, tuvo que asumir que su ex pareja conservara la custodia temporal de sus hijos tras los serios problemas que tuvieron, incluyendo mutuas acusaciones de violencia física. El trabajo le ha servido a Magaly como consuelo y constante posibilidad de renacer. La actriz mantiene comunicación con los tres pequeños y se concentra en tener “una vida tranquila, llena de proyectos”. Hoy está a punto de estrenar Lina de Lima, película por la que ganó el premio como mejor actriz en el Festival de Cine de Chile.

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