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Wendy Sulca

Lidia tiene la esperanza de que su hija sea, alguna vez, la cargonte de los Quispe en los festejos patrios de Huacaña. La costumbre dicta que, en julio de cada año, dos familias de esta animada comunidad ayacuchana compitan por ser las mejores anfitrionas durante los feriados. La designación implica orgullosa representación de la prole, claro. Y conseguir los mejores danzantes de tijeras y músicos, coordinar actividades y logística; en fin, cerciorarse de que la celebración sea tan atractiva que todos los que se fueron a las ciudades quieran volver. La primogénita, de tan solo pensarlo, muere de la risa: “¡Eso significa darle de comer a todo el pueblo! ¡Es un gastazo! Tal vez cuando tenga 25, 28...”. Wendy Sulca Quispe, 22 abriles, canta y sigue siendo una de las megaestrellas de Internet más queridas de Latinoamérica, pero no es rica. No, al menos, de dinero. 

Para ‘Wen’ –así le dicen de cariño– la fortuna ahora consiste en apreciar y querer como nunca su origen. Que es la provincia, el sonido del arpa del papá bueno que la dejó a los ocho en un accidente de mototaxi, el aire seco y limpio de la altura. Esta semana lo confirmó una vez más mientras grababa el videoclip del sencillo Mi tierra, precisamente allá, en el sitio de los ancestros. El registro visual, featuring Lidia, sus tíos y tías y los abuelitos, fue soltado en el ciberespacio el 3 de agosto y es probable que, en cuestión de días, reviente en vistas. Es la evidencia, además, de otro paso dado en el replanteamiento del camino de su carrera. La tetita e Israel, Israel ocurrieron hace como 327 años. Los covers de Madonna, también. Sulca hoy apuesta por sonidos modernos fusionados con melodías andinas. “Esa es la esencia de este tercer disco que estamos produciendo. Saldrá en el 2019, pero ya hemos presentado al público dos temas: No quiero perderte y Mi tierra. Es un proyecto mucho más maduro. Finalmente estoy trabajando con los productores adecuados, con un mánager que me entiende, tengo mi propia banda. Estoy muy entusiasmada con lo que se viene”, le cuenta a Somos.  

La última versión de Wendy Sulca es cada vez mejor recibida por sus seguidores y por quienes no lo son. El videoclip de La magia de tu amor tiene en su canal de YouTube, por ejemplo, más de dos millones de vistas. “Todavía hay discriminación y burlas en los comentarios, pero han bajado muchísimo. De 100 habrá cinco. En la mayoría, por el contrario, me felicitan y me alientan”. La reacción del público en Iquique, durante una presentación hace tres semanas, fue de hecho maravillosa. Entonces cantó Paloma torcaza, un huaynito que no interpretaba desde que tenía seis. Tan lindo estuvo el asunto que replicó la experiencia en una transmisión en vivo desde sus redes para 28 de julio.  

Siempre podemos bailar es otro sencillo del disco que la tiene bailando en el techo porque será un dueto con Rubén Albarrán, vocalista del legendario grupo mexicano Café Tacvba. “Fue escrito por Gonzalo Calmet y producido por Jesús el ‘Viejo’ Rodríguez. Después de oírlo, Rubén quiso, además de cantar su parte, coproducirla. Él está de gira, por lo que estamos esperando que esto se concrete pronto”, detalla. La agrupación, como se sabe, tocará el 11 de agosto en Lima. Wendy cruza los dedos para que en un hueco de la visita él pueda grabar su parte del respectivo video. Y que lluevan los likes. 

La vida es chamba
En persona, ella es menudita, sencilla. Recontrarreilona y amable con las ocho personas que le han pedido un selfie en el café donde conversamos. Muy locuaz, aunque argumenta que tímida en situaciones cotidianas de su vida diaria. “Me falta un año para terminar Administración de Empresas en ISIL. No estoy yendo a clases ahora, pero cuando tomaban lista por primera vez enterraba mi cabeza en una gorra para responder ‘presente’. Los profesores me decían: ‘¿La cantante? ¿la reina del YouTube?’. Todos siempre voltean a verme. Roche”.  

Como decíamos, y contrariamente a lo que podría parecer por la enorme fama que tiene en todo el continente, Wendy no nada en billetes. Es, más bien, chamba. Vive de los conciertos que da (en octubre tocará en Paraguay), de presentaciones en eventos (las marcas podrían quererla más), de sus pininos en la actuación (estuvo en dos teleseries de Michelle Alexander y ha participado de dos películas chilenas) y de ayudar a su mamá en el negocio de confeccionar y vender peluches. “Los producimos de acuerdo con la campaña. Si es San Valentín, hacemos corazones. Lo propio si es el Día de la Madre o Navidad. Ahí me vas a ver metida ayudándola. Es lo que toca, es lo que hay”. El nombre de la marca: TetiToy. Porque aunque no cante más en conciertos el hit en alusión que la encumbró, tampoco se va a desperdiciar aquel gran valor agregado. Márketing. Clase de primer ciclo. 

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