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Fue un déjà vu. O un despelote, dependiendo de cómo quiera verse. Lo que sucedió en la alfombra roja de la presentación de : el documental en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, en marzo pasado, ya se había vivido 40 años atrás. Fans mexicanos enardecidos por saludar, conseguir autógrafos o sacarse fotos con cinco carismáticos artistas españoles arribados brevemente por sus tierras. Miembros de seguridad conteniendo, gotas de sudor en la frente, a la masa. El alboroto es por los integrantes de Parchís, uno de los grupos infantiles hispanoamericanos más exitosos de todos los tiempos. Una treintena de álbumes producidos, siete películas filmadas, 25 millones de discos vendidos. Más de un lustro de éxito sin parangón. Hay diferencias sustanciales hoy, claro. Las manos de quienes sostienen los smartphones en busca de selfies se muestran maduras, visitadas por el tiempo. Los mismos cantantes también, ya sin sus característicos trajes de colores. “¡Tino, 35 años esperando un beso tuyo...!”, le grita a la ‘ficha roja’ una fanática que ha colgado su video de aquella noche en YouTube. “¡Gemma hermosa, yo también era la ‘ficha verde!’”, se oye decir a otra. A Frank, la ‘ficha azul’, se le ve dando la mano y las gracias. “A ti por hacer realidad nuestros sueños de chiquitos”, alguien le replica levantando con la mano un disco que dice en la tapa: Twist de mi colegio.

“Tenemos un sentimiento de agradecimiento grandote con los fans porque estamos aquí gracias a su recuerdo, a su ilusión. Todos estamos reviviendo años en los que éramos críos y felices. Que después de cuatro décadas toda esa emoción se mantenga parece un milagro”, declara a la prensa, aún bajo los reflectores en Guadalajara, Constantino ‘Tino’ Fernández, el mayor de la banda. El artífice de que la nostaligia haya golpeado otra vez corazones es Netflix, que ha producido un documental, a estrenarse el 10 de julio, donde se narrará cómo fue el nacimiento, auge y despedida de ese enorme fenómeno popular ideado a partir del concepto de un juego de mesa. Parchís es estrictamente hablando, muchos no lo saben, lo que en Perú conocemos como el ludo. Por eso ellos eran las ‘fichas de colores’, con excepción de David, que vestía de blanco y simbolizaba al dado.

Comando G, Cumpleaños feliz, Fin de curso, Hola amigos y Corazón de plomo ya deben estar resonándonle en la cabeza a estas alturas del artículo, si es que ya pasa la base 4. Vaya, busque las canciones en Spotify y descárguelas sin reparo. También hay videos entrañables en YouTube. Alegre el alma otra vez. Ese es el punto de todo.

-BIEN FICHADO-
Así lo entiende a su vez Beto Ferradas Bahamonde (40), un ingeniero químico que hoy vive en Magdalena. Es él, quizá, el peruano/hispanoamericano que posee la mayor colección de de vinilos, casetes y CD de la banda surgida entre 1979 y 1985.

“Ellos marcaron mi infancia.De niño tenía un par de álbumnes, desde entonces fui buscando de a pocos los que me faltaban. Ya a los 20 empecé a formar una colección más en serio y debo tener unas 200 piezas discográficas en total. Hay que recordar que Parchís sacaba producciones con diferentes carátulas por país, por eso había tanto que recolectar”, rememora Beto, quien dirige la cuenta de Facebook: Música de Colección. Allí presenta todos sus tesoros. Pasa que esta aventura fue más allá. Así, también va tras la caza de discografía de música en español de los años 80 y 90. Timbiriche, Yuri, Djanyo, Pimpinela, José José, lo que se imagine. “Sumado en conjunto, puedo llegar a la cifra de 10 mil discos y casetes. Me tuve que mudar para que entrara todo”, cuenta.

A los Parchís los vio en marzo, en Guadalajara. “Mis padres no me dejaron ir a sus conciertos cuando vinieron al Perú, a inicios de los 80, porque era muy pequeño. Pero tuve mi revancha. Me firmaron discos, la pasamos genial”.

-LOCALIDADES AGOTADAS-
Quien sí fue testigo de excepción de la locura que significaron las visitas de Parchís al Perú es la periodista Patricia Salinas, quien en 1982 los acompañó de gira al interior del país en su primer viaje de trabajo tras entrar a laborar en el diario La República. Visitaron ciudades como Iquitos y Tacna, entre otras.

“Fueron un boom porque casi no había precedentes de grupos de niños así. Y ellos eran en verdad pequeños. Tenían berrinches, se peleaban, hacían travesuras. Pero llenaban todo. Los conciertos repletos... En esos tiempos era poco común que llegaran al país artistas que estuvieran en su mejor momento. Era una locura”, recuerda. Salinas ensaya que el éxito de la banda se debía genuinamente a su música. “Los discos eran el único medio por el que sus seguidores los querían. No había redes sociales y, aunque aparecían en TV, esto no era constantemente”, agrega.

¿Por qué se separaron y no se convirtieron en un grupo juvenil? ¿Qué fue de los millones que ganaron y nunca vieron? ¿Qué venturas y desventuras le deparó el destino a cada una de las ‘fichas’? Más respuestas e historias desde el 10 de julio, cuando el streaming comience. //

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