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Marjhori Oyola

Muchos hijos repiten sin darse cuenta la historia familiar, pero el caso de Leslie Espinoza no fue así. La estudiante de 18 años no nació en cuna de oro. Su padre, Walter Espinoza, es un taxista que trabaja incansablemente de siete a diez de la noche. Su madre, Leonarda Campomanes, es una profesora de aeróbicos que complementa los ingresos familiares vendiendo jugos. Desde que tenía siete años, Leslie demostró su interés y rapidez por aprender y, además de sus buenas calificaciones, contaba con la capacidad e inteligencia para cuestionar lo establecido y planear mejoras en los procesos. Desde pequeña quería encontrar la cura del cáncer.

Hoy, ya como egresada del colegio Innova, no ha perdido su carácter risueño de la infancia pero su madurez e ideas al conversar sorprenden para ser una chica de 18 años. Los más de 10 diplomas de honor ubicados en la pared de su sala de estudios no la definen por completo, pues Leslie también disfruta practicar y dictar clases de artes marciales así como de aeróbicos.

“‘Tu única prioridad debe ser estudiar, no queremos que repitas nuestra historia. Nuestro deseo más profundo es que seas profesional y progreses’ era una frase que me repetían mis padres cuando era más chica”, cuenta Leslie, con una sonrisa tímida.

Desde niña despertó su pasión por la medicina, motivada por el deterioro de la salud de su abuelo, acompañado de la muerte prematura de su mejor amiga a los nueves años, a causa de un tumor cerebral. En el 2015, en una entrevista a Somos, comentó que quería ser neurocirujana y ahora está a un paso de estudiar para en un futuro ser médico especialista en neurología.

“Decidí estudiar esta carrera para salvar a mis familiares y a mi comunidad. Cuando los visitaba, veía con pena todas las dolencias que tenían. Para mí, es una motivación muy grande poder ayudarlos”, comenta.

LA PRIMERA OPORTUNIDAD

Estar en una universidad particular estaba muy lejos de sus posibilidades. Estar en el extranjero, un sueño más que imposible. Antes de lograr aquellos retos, su familia fue paso a paso: reunió dinero para matricularla en un colegio particular en primero de primaria.

Al finalizar ese año escolar, surgió un inconveniente, pero al mismo tiempo una solución. Sus padres no podían continuar pagando el colegio particular y fue allí cuando apareció Peru Champs, una asociación que ayuda a niños de escasos recursos pero con mucho talento a cubrir el 75% de los gastos del colegio. El dinero de Perú Champs es donado por distintos ciudadanos de nuestro país.

“Yo tengo el compromiso de ayudar a muchos jóvenes estudiantes, así como a mí me ayudaron en su momento. Una persona apostó por mí para pagarme los estudios y ahora me toca convertirme en el ‘ángel’ de otros estudiantes y ayudarlos a pagarles sus estudios”, dice Alberto de Cárdenas, cofundador y director ejecutivo de Perú Champ.

Al igual que Alberto, Leslie quiso continuar con la misma cadena de favores y así apoyar a los demás con el conocimiento que ella adquirió. En el 2017, fundó Aleup Girl Up, siglas que significan: Aunque Lejos Estemos, Unidos Permaneceremos, que se encarga de recaudar fondos y ayudar a adolescentes líderes en el mundo. Este año ingresó a 12 universidades: Yale, Duke, Dartmouth, Emory, Oxford, Georgetown y TUFS, entre otras, pero la elegida fue Stanford. Leslie busco en Internet toda la información necesaria que podía encontrar para cumplir sus sueños, hasta que dio con EducationUSA, Centro de asesoría que promueve la educación en Estados Unidos y en todo el mundo. Fue un año de ardua preparación, tiempo en el que dormía cuatro horas, para superar cuatro exámenes de admisión: uno de generales, otro de ciencia y los demás de inglés. Stanford no solo evalúa lo académico, sino que busca a jóvenes exitosos con talento, que tengan una historia extraordinaria y de esfuerzos.

Hoy, Leslie Espinoza no solo quiere ser una líder, quiere enseñar a todos los niños que no tengan acceso a educación, quiere ayudar a su familia, quiere que sus padres sepan que ella sí los escuchó y que no se conformó con poco, sino que fue por más. //

PERÚ CHAMPS La asociación Perú Champs cubre el 25% de becas para estudiantes; la familia, el 25%; y el otro 50% lo cubren las personas que donan (1.000 dólares al año o desde 10 dólares al mes). A la fecha son 2.126 champs becados en 15 ciudades de costa, sierra y selva del Perú. Los pilares que desarrollan son: compromiso social, integridad, creatividad, visión individual y compartida. Contacto: quierodonar@peruchamps.org.

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